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22.11.12

Historias de la Ciudad

Érase una vez un Circo llamado El Circo Orrín, que viajó desde Inglaterra, pasando por todo Estados Unidos y Canadá, hasta que llegó a México. Eran tiempos del porfiriato, el cine todavía no tenía el auge que llegaría a tener. Así que la diversión del fin de semana estaba en las carpas. 




 
El Circo Orrín fue muy bien recibido por la sociedad mexicana, viajaron mucho tiempo por diferentes partes de la República Mexicana: Yucatán, Campeche, Nuevo León, Córdoba, Orizaba, Querétaro, San Luis Potosí y más, mucho más, hasta que llegaron a la Ciudad de México, donde se asentaron y crearon el Circo Teatro Orrín, donde hoy se encuentra el Teatro Blanquita.

El Circo Teatro Orrín, era un palacio de entretenimiento. Con una construcción art nouveau con todo el estilo francés de la época. Recibía a grandes y chicos, gente adinerada y campesinos de las afueras de la Ciudad. Era el centro de entretenimiento más importante de la época. Había trapesistas, magos, leones, elefantes y la estrella del espectáculo: El payaso Richard Bell, un actor inglés que se ganó el cariño de la gente y fue renombrado como Ricardo Bell. Se dice que Richard Bell le robaba una sonrisa a todo mundo, incluso al General Porfirio Díaz, quienes se convirtieron en amigos muy cercanos. Cuenta la leyenda que alguna vez le preguntaron a Díaz que por qué no dejaba votar a la gente para elegir a presidente y el contestó : “Porque todos votarían por Richard Bell”.

El Circo de los hermanos Orrín tuvo varios años de fama, hasta que decidieron que la vida del circo había llegado a su fin y prefirieron dedicarse a los bienes raíces de una Ciudad que estaba en sus inicios de construcción. El teatro lo demolieron y Richard Bell creó su propio Circo. Los hermanos Orrín, decidieron crear una colonia: La Colonia Roma y como tributo a lo que fue su vida por mucho tiempo, nombraron a las calles con los diferentes lugares que el Circo Orrín visitó: Yucatán, Campeche, Nuevo León, Córdoba, Orizaba, Querétaro, San Luis Potosí y más, mucho más.

Volveremos a recordar al Circo Orrín este fin de semana de 12-18 hrs. en la plaza Río de Janeiro, donde contaremos la historia del payaso Richard Bell, además niños y niñas serán parte de un acto cirsense. También podrán imprimir su poster del Circo Orrín y encontrar varios productos del Fabuloso Teatro Circo Orrín. Este evento lo realiza la empresa de cultural portátil: Lo Que Sea dentro del Corredor Cultural Roma Condesa.

Viajemos en el tiempo y descubramos las historias que nos tiene preparada la Ciudad.


Para más información, visiten LO QUE SEA: http://www.crealoquesea.com/?p=689

Corredor Cultural Roma Condesa: http://www.ccromacondesa.mx/corredor-infantil/

21.8.12

Una aventura.

Les cuento cómo nos fue en este regreso a clases...

El regreso a clases es todo un tema ¿a poco no? Sofía por ejemplo, justo la noche antes de regresar a la escuela, se quiere desvelar y seguir jugando y creando historias a pesar de estar acostada. Ayer, se levantó de la cama tres veces, porque simplemente los ojos no se quedaban cerrados para dormir.

Recordé cómo era mi última noche de vacaciones, y me la pasaba igual. Es justo esa noche cuando el sueño se va. A pesar que sabía que me tenía que despertar más temprano, el sueño no llegaba.

Con este contexto se llega a la primer mañana de escuela. El retomar los horarios de temprano. El desayuno a una hora que no se antoja nada para comer. Las prisas al estilo conejo de Alicia. El exterior de las ventanas decoradas con un tono azúl, donde todavía no sale el sol. Estamos a punto de salir, cargo el morral de Sofía y ella lleva en la mano una almohada, le digo: “corazón, la almohada se queda aquí”, a lo que me responde de forma definitiva: “la llevo para dormirme en el camino”. La almohada se queda en casa, nosotras salimos para caminar a la escuela.

El camino a la escuela es parte de la aventura. El ambiente sigue azúl sin sol, las banquetas son espejos de agua por la lluvia de la noche anterior, la brisa del amanecer se siente a cada paso. Es una Ciudad que solo a esas horas se ve, un espectáculo de ambientes que más tarde no se percibe igual. Tan solo pensar que ayer Sofía se despertó a las doce del día y se la pasó todo el día en pijama. Justamente eso era lo que platicábamos camino a la escuela: fue un cambio muy brusco, de un día para otro, Sofía me decía que todo iba muy rápido. Así pasa con las aventuras, le dije, uno nunca está listo para empezar la aventura, solo llegan, así de rápido.

Ir a la escuela es toda una aventura, no solo para mi hija. Yo voy con ella de la mano. Ayer, mientras forraba los libros, les eché un vistazo para conocer qué aprendería en este ciclo. Me emocioné bastante. Jugar con sumas y restas, crear palabras, conocer otras culturas, platicar de Historia. Empieza otro tipo de conocimiento y me encantará platicar con ella sobre los Olmecas o cuáles son las decenas o qué animales viven en la selva.

Llegamos a la puerta de la escuela. De nuevo nos despedimos, de nuevo las mañanas son experiencias por separado, en su vida y en la mía. Le doy un beso en la mejilla y le digo: Feliz regreso a clases, te diviertes en tu nueva aventura. Mi hija sonríe mientras abraza a su morral. Sin más, entra a su escuela.

Ya quiero que sea la hora de la salida para que me cuente cómo le fue.

¿A ustedes cómo les fue en este regreso a clases?

7.8.12

Un apapacho visual



Los ojos del alma y el corazón. Los ojos que graban historias. Un apapacho visual y una propuesta diferente que cada vez me emociona más. Hoy comienza El Festival Internacional de cine para niños (… y no tan niños) La Matatena, y nos trae mucho material para alimentar los ojos del espíritu en niños y adultos.

Este Festival lleva 17 años de vida proyectando películas infantiles que se realizan en todo el mundo y tienen una propuesta muy diferente a la cartelera de los cines comerciales. Es un espacio amoroso donde las historias que se proyectan están vinculadas con el crecimiento y descubrimiento de niños y niñas. Es una fiesta necesaria para la cinematografía infantil.

En este Festival, ninguna historia queda sin contar: hay cortometrajes, documentales, largometrajes de ficción, cortometrajes de animación hechos por niños y mucho más. Para los papás, hay pláticas muy interesantes como la Mesa Redonda: “Cine para niños todo un reto para programar en las salas cinematográficas” en donde participará Fernando Alduncin, Programador Festival Internacional de Cine Nueva Mirada para la Infancia y la Juventud, Buenos Aires, Argentina.

Vamos al Festival de cine para Niños (...y no tan niños) La Matatena, vamos a ver historias, vamos a conmovernos con nuestros hijos y conocer cómo ven la realidad los niños del mundo. Vamos a abrir los ojos del corazón y del alma. Vamos a recibir este apapacho visual que nos brinda La Matatena.

Les comparto la programación de hoy, para conocer la programación completa da clic aquí.

Martes 7 / 12:00 hrs. Sala Julio Bracho CCU
El burrito y el caballo (México, 2011)
Soy Kalam/ I am Kalam (India, 2010)
*Duración: 96 minutos 10 segundos
Programación para niños de 8 años en adelante

Martes 7 / 16:00 hrs. Sala Julio Bracho CCU
Carlota y la nube / Carlotta and the Cloud (Alemania, 2010)
Escondidillas / Hide and Seek (Taiwan, 2011)
El Almuerzo/Play Lunch (Australia, 2011)
Dipdap: Cosas que asustan/Dipdap: Scary Thing (Reino Unido, 2010)
El equipo pequeño / L’equip petit (España, 2011)
Redonda y Cuadrada / Fitting In (Canadá, 2011)
Camiones y albóndigas / Trucks and Meatballs (Suecia, 2011)
Bonifacio en el verano / Bonifacio in Summertime (Canadá, 2011)
*Duración: 86 minutos 10 segundos
Programación para niños de 6 años en adelante

Martes 7 / 18:00 Sala Julio Bracho CCU
55 calcetines / 55 socks (Canadá, 2011)
Lo que me hace feliz: la película de Tung / What Makes Me Happy: Tung’s Film
(Vietnam, Reino Unido, 2011)
Imperfecto / Flawed (Canadá, 2010)
Las tardes de Tintico / Tintico´s Afternoons (México, 2012)
El Caballo de Levi / Levi's Horse (Noruega, 2011)
Costa de advertencia / Coast Warning (Rusia, 2011)
El Lider / The Leader (Egipto, 2010)
*Duración: 83 minutos 17 segundos
Programación para niños de 10 años en adelante



1.3.11

Las ventanas de la Ciudad. Un paseo en Turibus




El viernes pasado Sofía y yo nos subimos al Turibus. Fue la primera vez que disfrutamos de estos camiones rojos que se pasean por la Ciudad.

 Fuimos con varios compañeros del kinder. Fue muy divertido ver que todas las mamás le explicábamos a nuestros hij@s cada esquina de la Ciudad. Nuest@s pequeñ@s se entusiasmaban en cada calle y reconocían su vida en su Ciudad: “Por aquí viven los abuelos” decía una compañerita de Sofía. Cuando llegamos a la escultura de Remedios Varo que está sobre Reforma, justo enfrente de la plaza Reforma 222, mi hija gritó emocionada: “Aquí fue donde patinamos el otro día”. Mi pequeña ya tiene recuerdos propios de su Distrito Federal.
El Turibus está muy bien. Tiene servicio de audífonos que te van dando información de los puntos más importantes de la Ciudad. Algunos audífonos ya no funcionan, hay que buscar los asientos que se pueden escuchar. Lo bueno es que en el recorrido del Centro Histórico toda la información la dan en altavoz, así que nadie se pierde de ningún detalle.

 Me gustó recibir datos de cultura general sobre mi Ciudad y compartirla con mi hija. Me sentí como turista en mi propio hogar y saber datos como que el Palacio de Bellas Artes se inauguró hasta la mitad de los años treinta; es una información que me ayudó a ver en perspectiva dónde vivo con mi hija. Cuando escuché ese dato me quedé pensando: “wow, realmente el Palacio de Bellas Artes es contemporáneo con un recuerdo de la arquitectura art decó del positivismo porfiriano. Claro! Por eso el contraste entre los murales postrevolucionarios y los mármoles europeos del siglo XIX...” seguía en esa reflexión histórica cuando Sofía me regresó a la realidad: “mamá, quiero ir ahí, donde están los angelitos” -”sí mi amor, se llama Bellas Artes, claro que vamos a ir, esta bien bonito”. Las dos reconocimos este gran edificio de diferentes formas.

Lo que más me gustó del Turibus fue ver las ventanas de la Ciudad. Nos sentamos en la parte de arriba y fue ver desde otro punto de vista las calles que vemos a diario. Reforma desde lo alto es más bella que de costumbre. El zócalo, este espacio de la Ciudad que es necesario caminarlo para entenderlo, desde lo alto toma otra forma: un espacio repleto de palacios que cuentan historias. Las ventanas, las maravillosas ventanas del Centro Histórico. Las ventanas de la calle de Tacuba. Cada una tiene balcones, antes eran para las antiguas doncellas que se asomaban a esperar a sus caballeros románticos; ahora se asoman anuncios que ofrecen varios servicios para la gente que pasa, que vive y que se nutre de la Ciudad.
 Nunca había andado por el Centro desde lo alto, donde los edificios lucen con orgullo su antigua arquitectura. La Ciudad de los palacios recobra su nombre a solo unos metros de distancia. Ahora la que estaba como niña chiquita era yo, emocionada tomando fotos de un lado y del otro, disfrutando esta perspectiva que ni siquiera me imaginaba que existía.

Sofía se emocionaba de ver a la gente que pasaba abajo de nosotros y yo me emocionaba de ver las calles desde lo alto. Ella veía hacía abajo, yo veía hacia arriba, pero las dos compartíamos lo que nos gustaba.

Así disfrutamos el Turibus. Llegamos hasta la Plaza Manuel Tolsá, esa fue nuestra parada para entrar al Palacio de Minería y visitar la Feria del Libro ¡les cuento el jueves cómo nos fue!.

¿ustedes ya se subieron al Turibus? ¿qué recorrido hicieron? ¿cómo les fue?

Si no se han subido, se los recomiendo bastante. Es un excelente recorrido, tus hijos se van a divertir mientras conocen más de su Ciudad. 

Les recomiendo varias cosas para que su recorrido sea más placentero todavía:
  • Llevar gorra y lentes de sol
  • Llevar bloqueador para los niños
  • Llevar agua y jugos
  • Llevar lunch
  • Estén pendientes de algunas ramas de los árboles. En algunas partes del recorrido, si están en la parte de arriba, deben bajar la cabeza para pasar entre los árboles de la Ciudad. Los pequeños se divirtieron de lo lindo con esta parte del recorrido.

Para los papás: Al final, les recomiendo una cervecita, donde hayan terminado el recorrido. Después del sol y el paseo por la Ciudad, les va a caer maravilloso, se los garantizo. Yo me la tomé en la barra del Sanborns de los Azulejos y estuvo riquísimo. 

Para ver más fotos de nuestro recorrido por el Turibus, da clic aquí

Más información: http://www.turibus.com.mx/

10.2.11

Cuéntame tu historia


La Ciudad es testigo de varios amores, desamores, encuentros y desencuentros. Esta urbe enorme que le da casa a millones de personas es el nido de amor de varias historias por contar.

En mi caso, el Distrito Federal es cómplice de mis historias de amor: En Av. Universidad fue mi primer beso y más al sur, en el Centro de Coyoacán fue la primera vez que me rompieron el corazón. Exactamente en los coyotes que antes se encontraban en la tradicional plaza. Aquellas épocas de adolescencia.

¿Qué dirección tienen sus historias de amor? ¿La del Valle,  Santa María la Rivera o  la Balbuena? De norte a sur hay amor y desamor. Sigo con mi historia y recuerdo que en División del Norte, afuera de una taquería, fue mi primer pelea de pareja. Curioso que no recuerdo ni de qué discutía con mi entonces novio de la prepa, pero me acuerdo exactamente las calles y las esquinas donde el amor pasó de la ilusión romántica a la persona real.

Hay calles que cuentan la historia de la patria: insurgentes, reforma, revolución. Estas mismas calles cuentan la historia de nosotros, los que las vivimos día a día. En Av. Revolución casi esquina con Patriotismo, fue donde le declaré mi amor a mi maestro de la Universidad. Sí, debo contarlo: le llegué al profe. Dos años después, en Arquímedes esquina con Newton, le di la noticia que estaba embarazada. Nueve meses después, sobre Ejército Nacional, se escuchó el primer respiro de nuestra hija.

Recuerdo que cuando salimos del hospital, con nuestra recién nacida en brazos, todo se veía diferente, las calles tenían más luz, el ritmo de la Ciudad parecía más lento y el camino a casa era un viaje de complitud hacia nuestro hogar.

La Ciudad es testigo del amor. ¿Cuál es tu historia?

Ahora el amor cobra otro sentido. Ahora camino las calles con Sofía y cada vez que estamos en la esquina esperando a que se ponga el alto, mi hija voltea al piso y ve nuestras sombras, "parecemos un corazón" dice ella. El corazón que se refleja en el asfalto.
corazón en Insurgentes

corazón en Cuauhtémoc
Hoy vivo el amor con mi hija, en las calles de la Ciudad. Todos lo vivimos, desde el helado el domingo, hasta la terribles mañanas para ir a la escuela. Cuéntenme su historia de amor en la Ciudad ¿Cómo la viven con sus hijos?

Para los papás: Porque ser papás no quiere decir que no estamos vivos, para este día de San Valentín les recomiendo que se enamoren en las calles de la Ciudad. Algunas recomendaciones:

Av. Nuevo León: Restaurante Azúl Condesa. Es un buen lugar para una cena agradable entre amigos o con tu pareja. El menú es distintivo del Chef Ricardo Muñóz, quien ha ganado varios premios por su culinaria mexicana. Les recomiendo la crema de epazote y el pastel de chocolate. ¡Delicioso!

Av. Reforma: Casa del Lago. Disfruta de un paseo nocturno por el bosque de Chapultepec. En un recorrido en tranvía que dura hora y media. Podrás disfrutar de la vista y de la compañía. Recorridos: 16 y 23 de febrero. 19 hrs. $150.00 entrada general

Más información:
Azúl Condesa: Nuevo León 68. Col. Condesa
Casa del Lago: Bosque de Chapultepec 1ª sección

1.2.11

Las calles de mi corazón.


Les cuento cuál es la parte de la Ciudad que más quiero y cómo la redescubrí con Sofía. Para la tamaliza de mañana, les recomiendo regresar a los clásicos de la Ciudad.

Si me preguntaran cuál es la zona de la Ciudad que más quieres, sin duda contestaría que el Centro Histórico, más allá del nuevo auge que ha tenido esta parte del D.F. y todos los trabajos que están haciendo para recuperarla. El Centro Histórico es una zona que quiero con el corazón. Como toda relación amorosa, a veces la adoro y otras veces no la soporto, pero siempre la tengo presente y cada vez que puedo regreso a ella.


El Centro Histórico es mis recuerdos de infancia, donde mis hermanos y yo aventábamos muñecos con paracaídas que vendían en la plancha del zócalo. Era un arte hacer que el paracaídas se abriera y no se quedara atorado en los cables de alta tensión que antes había en la zona. También era ir de compras con mis tías. Cualquier cosa que quisieras a mayoreo, ibas al Centro: telas, unicel, botones, calcetines, etc. todo lo encontrabas en la tienda “El Nuevo Mundo” o en la Junco que estaba en las calles aledañas. Si me enfermaba, me llevaban a la farmacia Paris, para hacer el suministro de medicinas. Me fascinaba ver los mecanismos que había en el techo de toda la tienda, donde pequeñas cajas viajaban por el establecimiento, donde iban y venían los pedidos de los clientes. Una logística segura para atender a cientos de personas que solo en la farmacia Paris, abierta desde épocas del porfiriato, podrías encontrar lo que el médico te recetaba.

El Centro Histórico fue testigo de mi primer aventura como ayudante de Santa Clos y los Reyes Magos. Las calles Moneda, Corregidora y Pino Suárez cobraban vida entre gritos, juguetes y gente pasar con bolsas negras de cargamento. También fue testigo de mi primer asalto, pasando por la entrada de las vecindades de República de Brasil y por ende, fue mi primer enfrentamiento con la policía ante la impunidad y el miedo de ser asaltada. Era muy chica y el Centro me vio crecer.

En el Centro, en donde Donceles se vuelve Justo Sierra, compraba mis libros de la escuela. En Donceles, mis amigas de la secundaria y yo tocamos puerta a puerta para encontrar el número 85, la casa que narra Carlos Fuentes en Aura. En el Centro se rompieron ilusiones y se crearon historias de mi vida, por eso está en mi corazón.

Visitar el Centro Histórico con Sofía, cobra otra dimensión que nunca me imaginé vivir. Es como ver a través de sus ojos, el asombro de caminar por las calles y revivir de nuevo el encanto que sentía cuando era niña. Sofía camina en el Centro siempre viendo hacia arriba, como si los edificios se le vinieran encima por los años. La última vez, pasamos por el Monte de Piedad, yo nunca había entrado. Mientras pasábamos por ahí, Sofía me dijo que quería entrar y ver qué era. Cuando vimos los relojes y los anillos, tuve una necesidad de conocer las historias que había en esos anaqueles. Me acordé cuando mi padre me contó que cuando se iba a casar con mi mamá fue al Monte de Piedad a empeñar su espadín de cadete. Antes de entrar, unos coyotes lo abordaron y le quitaron el espadín a cambio de unos pocos pesos. ¿cuántas historias hay así? ¿cuántas historias de familia vivimos en la Ciudad?

Después del Monte de Piedad, caminamos por el Corredor Catedral, este corredor me sigue fascinando e intrigando. A Sofía le intrigó más, se paraba en cada aparador para ver a las figuras de Jesús y a los niños dios de todos los tamaños. Veía los cirios y me preguntaba que qué eran. Pasamos un buen rato en el Corredor Catedral, viendo las figuras, descifrando los olores de las hiervas curativas y de ritual. Disfrutamos ver a la gente pasar y hacer sus compras espirituales. 
Corredor Catedral
 Después salimos al ajetreo de Donceles, donde quedan restos de lo que antes era todo el Centro de la Ciudad: Puestos ambulantes, bocinas salientes de las tiendas que a ritmo de reggaeton promocionan sus productos, entradas y salidas de museos, coches pitando para pasar entre las calles y la gente. El estruendo urbano.

De regreso a la Plaza de la Constitución, Sofía bailó con la música de los breakdanceros que ya son toda una institución a un lado de la catedral, pegados a los chamanes que hacen limpias. Sofía no dejaba de ver a un chamán que le hacía una limpia a una señora, me jaló para que me acercara a ella y me pudiera hablar al oído en forma de secreto: “mamá, ese señor está limpiando a la señora ¿verdad?” “la esta bañando con ropa y la limpia con las hojitas ¿verdad?” Me quedé impresionada de la percepción tan simple y real de su cultura. Me queda claro que hay cosas de la cultura que ya vienen en los genes. “Sí, la está limpiando mi amor” le contesté.

No sé si el Centro de la Ciudad, vaya a significarle a Sofía lo que significa para mi. Tal vez ella encuentre otro lugar de la Ciudad que lo adopte en su corazón. Lo que sí se es que me gustó mucho redescubrir esa magia del Centro Histórico, en los ojos de mi hija. Me gustó caminar, reconocer y redescubrir mi Centro Histórico, ahora como madre.

Ustedes ¿qué parte de la Ciudad es la que más quieren? Los invito a que se la enseñen a sus hijos y la redescubran con ellos.

Para los papás: Mañana es 2 de febrero y es la tradicional tamaliza. Para seguir las tradiciones, les recomiendo que se escapen con sus hijos y disfruten una merienda en los tamales Flor de Lis, de la col. Condesa. Este establecimiento familiar que empieza en 1917 en la Colonia Santa María la Rivera; toma formalmente su curso en 1926, cuando se instalan en la calle de Amsterdam no.42 de la Condesa. Es una buena forma de que los niños conozcan los lugares clásicos de la Ciudad, además de disfrutar de un buen tamal y un delicioso champurrado!

28.12.10

La playa, la navidad y los Reyes Magos


Les cuento nuestras vivencias en la playa, les platico cómo nos fue de Navidad y les recomiendo una tarde con los Reyes Magos.

“Estoy en el avión,rumbo a unas vacaciones necesarias. Ir a la playa me entusiasma. El sol, la arena, el calor y sobre todo el mar. El caribe ha sido un compañero constante en la fundación de mi familia. ¿Les ha pasado que hay lugares en el mundo que se vuelven el escenario de mucho encuentros en la vida? El mío, el de mi familia, es el caribe. Ahí nos casamos Bruno y yo, ahí fue nuestra luna de miel, ahí nadó Sofía por primera vez, ahí aprendí a bucear, ahí aprendí a maravillarme de mi país, ahí viajo mentalmente cuando algo me preocupa. Ese es nuestro lugar ¿el suyo cuál es?



Vamos al mar cristalino, a nuestra tierra del mayatan, vamos a nuestro retiro en familia. Sofía está muy entusiasmada de regresar a la playa, a nadar, hacer castillos de arena y ver a los peces. El viernes pasado que salió de la escuela, lo primero que dijo fue: “Ya salimos de vacaciones ¿ya nos vamos a la playa?” quería tomar el avión esa misma tarde para no perder ni un segundo más de mar. Ahora esta sentada a lado de mi; cada 5 minutos se asoma a la ventana y me dice “todavía no veo el mar”, luego lo cambia por un “¿ya llegamos?”. Por mi parte, estoy igual de entusiasmada que mi hija. Estás vacaciones son un descanso de las despertadas temprano para ir a la escuela, el tránsito infernal de mi querida Ciudad y las prisas constantes de la rutina diaria.

Así que aquí estamos en el avión, los tres como una familia futurista, cada uno con unos audífonos y pantallas enfrente de nosotros. Sofía con su mp4 viendo Toy Story, yo escribiendo estas líneas y mi marido, dejen les platico de mi marido y la tecnología; es el que cuenta con más gadgets. Ipad, blackberry, cables usb, audífonos bluetooth, todo aparato que le sea posible alejarse de la Ciudad, más no del trabajo ¿les suena conocido? Sinceramente agradezco que existan estos aparatos porque facilita que Bruno pueda viajar y estar con nosotras. Así que ya se imaginarán, está entre el ipad, el disco duro, el teléfono, los audífonos, etc. tratando de liberarse un poco de la chamba.”

Esto lo escribí el pasado 23 de diciembre, camino al mar. Ahora les cuento cómo van estos días de playa que cada vez me gustan más: Nos le hemos pasado entre cervezas y castillos de mar. Estas son las primeras vacaciones en las que Sofía se descubre como niña y ya juega en las olas, corre por la playa y dibuja una sonrisa de oreja a oreja. 

Nos encontramos a un cangrejo en la playa. Sofía lo vio primero.
La Navidad nos la pasamos muy bien en familia, abrimos los regalos y compartimos sonrisas. Este año Sofía lo ha disfrutado más porque ahora sí se dio cuenta de todos los festejos navideños. Era la más feliz e ilusionada de todos. Ella escogió su vestido para la cena, escogió los regalos para sus primas y a la hora de recibir los suyos, la envoltura no duraba ni tres segundos. Se convirtió en una máquina abre regalos, una vez que terminó con los suyos, quería ayudar a los demás. Se la pasó muy divertida.

Después la convencimos de que se durmiera temprano para que pudiera llegar Santa. Como nunca en la historia de mi pequeña, Sofía obedeció y se durmió sin objeción alguna.
Carta de Sofía para Santa
Lo que más me gustó, de esta Navidad, fue ser la ayudante de Santa. Fue muy divertido, me sentí como un episodio de Misión Imposible: hacer planes y estrategias, distraer al objetivo y al final cumplir la misión sin ningún error o espacio para la duda. Me encantó. Lo más chistoso fue que después de todo eso, Santa me dejó un regalito a mi también.... la fantasía sigue existiendo.

En la mañana del 25, Sofía no cabía de alegría de ver sus juguetes, quería jugar con todos al mismo tiempo. Esa cara de felicidad, se me grabará por el resto de mi vida. Aunque Sofía crezca, esa cara nunca la voy a olvidar, ese rostro fue mi regalo de Navidad.


Esos fueron los festejos navideños queridos amigos, ahora cuéntenme ustedes ¿Cómo se la pasaron? ¿Qué les trajo Santa Claus? ¿y a sus hijos?

Pues ya pasó Santa,pero todavía faltan los Reyes Magos. En lo personal soy más fan de los Reyes, así que vayamos a visitarlos. Si no salieron de vacaciones es un buen pretexto para ir a la Alameda Central a tomarse la foto con los Reyes Magos y seguir con esta tradición de las familias mexicanas desde 1949.


Saluden a Melchor, Gaspar y Baltazar. Disfruten de un rico algodón de azúcar en la Alameda Central. Caminen entre la gente y vean los diferentes adornos y escenarios de los Reyes Magos. Disfruten un día en su Ciudad y su Cultura. Terminando pueden disfrutar de las míticas malteadas del Sanborns de los azulejos, mientras redescubren la belleza del mural del salón principal.

Así que ya tienen el plan queridos amigos, una buena tarde o noche para disfrutar en la Ciudad, mientras tanto, estén muy pendientes de que no los dejen engañar, hoy es el día de los inocentes, así que estén al pendiente!! =)

7.12.10

Mi Ciudad nocturna

Ya empieza la época navideña, por eso estrenamos nuevo logo de temporada ¿qué les parece?  ¡a mi, me encantó! :)


 Bueno, ya entrados en materia, les cuento que este fin de semana fue de mucha diversión de adultos como hace años no vivíamos mi esposo y yo. El evento lo merecía porque era el festejo de cumpleaños de Bruno y porque a veces es bueno recordar cómo era eso de reventar todo el fin de semana. Les cuento:




El viernes, mi esposo organizó una fiesta en el bar Nickel, en lo que queda de recuerdo de la ruda colonia Roma, este bar tiene historia propia, antes se llamaba Doberman y le daba la bienvenida a los grupos de rock que buscaban un espacio dónde tocar, se podía escuchar desde covers de Pearl Jam o Soda Stereo, hasta melodías compuestas por los jóvenes rockeros. Como todo negocio, hay que renovarse o morir, quitaron a los grupos de Rock y dejaron al Dj. Sigue siendo un buen lugar para escuchar música; al Dj le encanta toda la escena inglesa de la música electrónica y las bebidas las puedes encontrar a muy buen precio. Así que decidimos que Nickel era un buen lugar para celebrar.



Bruno y sus amigos sacaron sus consolas. Mientras iba llegando la gente, se instalaban poco a poco para aparecer de nuevo al público. Y empezaron a mezclar, era un festival de sonidos y emociones que los hacían recordar cuando mezclaban en el Tandem de la col. Juárez, hace ya varios años. Todos bailábamos y disfrutábamos las mezclas de ritmos entre el principio de una canción y el final de otra. Seguimos bailando y festejando por más años y más recuerdos.


Al día siguiente nos despertamos tarde, en esa hora justa para que la siguiente acción del día sea salir a comer y disfrutar lo que queda del sol. Hace años que no despertaba tarde. A pesar de bailar toda la noche y despertarme al medio día, no dejo de ser mamá, así que me desperté y le hablé a mis padres para saber de Sofía. Me encanta escuchar por teléfono a mis padres, llenos de vida y energía por estar con su nieta, Sofía me platicó todo lo que había hecho: desayunaron hot cakes, fueron al parque, le compraron un globo, jugó con sus tíos que la fueron a visitar...la lista no terminaba, habían aprovechado cada momento para disfrutar, Sofía estaba muy contenta y me preguntó al teléfono “¿me puedo quedar otro rato con los abuelos?” Me acordé de cuando yo le preguntaba lo mismo a mi madre. Entrar a casa de la abuela era como entrar a otra realidad, donde podía comer galletas cuando quisiera y podía ver la tele y mis tías me peinaban como si hubiese ido al salón de belleza y era una aventura muy diferente a todas las demás, era estar con la abuela. Le dije que sí a Sofía, que podía quedarse más tiempo.



Así que nosotros aprovechamos el día para comer en la cervecería de barrio, un buen lugar para comer mariscos (los tacos petroleros son lo máximo) y disfrutar las famosas margaritas de sabor. En la delicia de la comida y la buena plática se nos fue la tarde, justos para ir al concierto de LCD soundsystem.



Llegamos al hipódromo y entre los caballos que corrían para ganar, estaba el escenario para escuchar al grupo neoyorquino. No había ido al hipódromo a apostarle a los caballos, quién iba a decir que la primera vez que iría sería para un concierto y vería las carreras desde abajo, frente a frente. Así empezó la emoción del concierto.



Desde las primeras notas, todos los espectadores empezamos a bailar y brincar, esto levantó el pasto y la tierra donde estábamos parados. De pronto todo se veía nebuloso por la tierra que había a nuestro alrededor y ahí se me vino un pensamiento que les quiero compartir: ir a un concierto es un ritual donde el espectador es leal a su grupo. Desde la historia de los conciertos, pase lo que pase; lodo y lluvia en Woodstock, largas caminatas en Avándaro, campamentos para conseguir boletos de U2, tierra por doquier y un frío casi insoportable en LCD soundsystem, todos los espectadores aguantamos las diferentes condiciones climáticas y pruebas por pasar, a cambio de escuchar los acordes y las voces de esos grupos que nos gustan y nos hacen recordar buenos momentos en nuestra vida. Así estaba yo, empolvada de pies a cabeza y con mucho frío, pero seguía bailando y cantando “I'm losing my edge/but i was there...” ellos también, nuestros músicos, los que nos hacen recordar, ellos también recuerdan al cantar. Es un círculo de unión muy interesante.



Me gustó este fin de semana de recuerdos, un fin de semana nocturno. Me gustó vivir mi Ciudad de noche y recordar por qué me gustaba tanto salir por las calles y encontrar diferentes historias nocturnas. Ahora, la historia que descubrí fue la mía.

Ya es inicio de semana y todo vuelve a la normalidad: despertarse temprano, llevar a Sofía a la escuela, luego a la natación, hacer la comida y dormirse temprano para empezar de nuevo el día. Me gusta esta dinámica. Ahora la empiezo con más energía, con la seguridad de que en mi corazón sigue un espacio para mi Ciudad nocturna. ¿en el de ustedes también?

Les comparto este video que tomé del concierto.



Para los niños: Regresando al tema navideño y hablando de la noche, la ciudad y los abuelos de mi hija, me acordé de cuando mis padres me llevaban a ver la iluminación del zócalo en estas épocas decembrinas. 

Veíamos los adornos navideños y nos tomábamos fotos con los tantos Santa Clauses y Reyes Magos que, en aquellos tiempos, se ponían en la Alameda Central ¿se acuerdan?. Ahora haré esta tradición con mi pequeña. Les recomiendo que hagan lo mismo, que disfruten la iluminación y el espíritu navideño de la Ciudad con sus hijos. Que vivan la ilusión desde las calles en las que viven.

Más información:

Cervecería de Barrio: Durango 192 Col. Roma


30.11.10

El cumpleaños de mi padre y una noche de son

Te cuento con quién bailamos y cómo festejamos a mi papá. Te recomiendo una actividad musical para hacer en casa y un artículo que te pude interesar.


La semana pasada mi padre cumplió años. Mis hermanos y yo queríamos darle una sorpresa y un buen regalo para esos 59 años que se acercan a seis décadas de vida, pero que siguen estando en el quinto piso. Mi hermano mayor recordó que a mi padre le encanta el son, esos recuerdos son gratos porque me remontan a cuando tenía 7 años y viajábamos en la Ford Galaxie 74, que hasta la fecha sigue manejando mi padre. No se acomoda a los coches modernos y compactos, él con su Galaxie viaja desde la Jardín Balbuena hasta Ciudad Satélite sin problema alguno, lo curioso es que mi hija también le tiene un afecto a la Galaxie, cuando sale con sus abuelos le encanta subirse a la camioneta. Sabe que una aventura está a punto de comenzar.


Regresando a mis siete años, al son, la Galaxie y a mi padre, recuerdo salir de paseo con él y escuchar todo tipo de música, pero la que más le gustaba era la afroantillana: Juan Luis Guerra y sus 440, Celia Cruz, Rubén Blades y por supuesto Luis Ángel Silva “Melón”. Una noche de domingo estábamos sobre la lateral de Reforma, y mi padre estacionó el coche, subió el volumen de las bocinas año 74 de la camioneta, se bajó del auto, le abrió la puerta a mi madre para que también se bajara y se pusieron a bailar. Así, sin más, solo por el placer de bailar el son que tanto le gusta.


Con ese recuerdo, a mi hermano mayor se le ocurrió llevarlo al concierto del sonero Luis ángel Silva “Melón”, que se presentaba unos días antes del cumpleaños de mi padre en el Teatro Casa de la Paz. Todas las gratas coincidencias se juntaron, era un mensaje de que era una buen día para festejar. Así que le dimos la sorpresa a mi padre. Según él iba a cenar con mi madre, cuando de pronto se encontró en el Teatro y nos encontró a nosotros. Sofía desde la puerta le grito con todas su ganas “¡sorpresa abuelo!” y mi padre todavía no entendía lo que pasaba, no sabía por qué estábamos en el Teatro. Entramos a la sala y vio instrumentos en el escenario “¿Qué obra musical vamos a ver ?" le preguntó a mi mamá. Hasta que sonaron los primeros acordes de la canción Amalia Batista fue que mi papá cayó en cuenta de la sorpresa. Melón y sus lobos, tocaban ante nosotros.

Todos empezamos a bailar desde nuestras butacas, era inevitable quedarse quieto ante ese retumbar del son. Yo me llevé otra sorpresa cuando vi a Sofía bailando y bailando e incluso cantando la canción; “la escucha los domingos con tu papá, le encanta bailarla” me dijo mi madre.



 Todos bailamos por hora y media que duró el concierto. Ver a Melón fue una experiencia de juventud. El señor empezó su carrera en 1949 con Los Guajiros del Caribe; tantos años, discos, premios y homenajes han pasado y Melón sigue entero en el escenario. Consciente de cada nota que se toca bajo su batuta. Con el movimiento de una mano su orquesta sabe qué hacer, con una mirada la pianista sabe cuándo subir el ritmo y cuándo bajarlo. Melón les da indicaciones a sus músicos en el escenario sin ningún recato, eso me encantó, sentí cómo vibraba la música en su sangre y nos lo contagiaba hasta llegar al momento más primitivo y maravilloso de las vibraciones sonoras, el bailar. Melón buscaba la perfección de sus interpretaciones y nosotros las disfrutábamos con una sonrisa en el rostro y un baile sin fin.



 Hace unas semanas les platicaba que no me imaginaba cuál sería el primer concierto que iría con mi hija (ver: Mi historia en el Corona Capital). Pues ahora ya lo sé y lo recordaré con una sonrisa: El primer concierto que fui con Sofía, fue el de Luis Ángel Silva Melón, para festejar el cumpleaños de su abuelo.


Después del concierto, entramos a la Bodeguita del Medio para seguir con la vibra musical y descubrí una bebida que me gustó mucho, el mojito de fresa, se los recomiendo. Entre risas, mojitos de fresa, cantos de feliz cumpleaños y pláticas de familia, terminó la velada: Feliz cumpleaños papá.


Bien por Teatro Casa de la Paz por tener espectáculos de primer nivel. Un agradecimiento muy especial a Patricia Rozitchner, Coordinadora de Proyectos de Teatro Casa la Paz, por todas sus atenciones.

Les recomiendo disfrutar la música de Melón y sus lobos los miércoles 1 y 8 de diciembre a las 20 hrs. en el Teatro Casa de la Paz. Si eres vecino de las Colonias Juárez, Roma y Condesa y vas caminando al teatro, te dan un descuento del 50%. También les recuerdo que PAPÁSDF  regala pases dobles para las funciones de fin de semana que presenta el Teatro Casa de la Paz, para más información da clik aqui


Para los niños: Siguiendo con el tono musical del texto, les cuento que Sofía y yo nos hemos divertido bastante pasando el rato bailando por toda la casa. Desde New Order hasta las canciones de las películas de Pixar, todo bailamos. Nos divertimos mucho y Sofía expande su imaginación, a veces va a su cuarto y busca vestuarios diferentes, otras veces busca instrumentos para tocar junto con la música, luego deja de bailar y recrea una historia con lo que escucha. Les recomiendo esta dinámica en casa, que tus hijos conozcan la música que te gusta (que es otra forma de conocerte a tí como persona, más allá de como mamá o papá) y se pasen un buen rato imaginando y moviendo el cuerpo.


El domingo pasado, Bruno, mi esposo, puso un concierto de Paul Van Dyk. Sofía fue por su tambor para tocar los ritmos electrónicos. ¡me encantó! Jeje!


Nota: La semana pasada escribí sobre mi descubrimiento en una nueva etapa de mi hija (ver: los roles de mi hija) donde ya dice “no, no quiero” y está pidiendo más independencia. Si a ustedes les pasa lo mismo, les recomiendo que lean la revista “Padres e hijos” de noviembre. De la página 66 a la 68 hacen un análisis muy interesante y real de cómo crecer junto a nuestros niños a esta edad. Se los recomiendo.


Más información:
Teatro Casa de la Paz. costo por boleto $150 entrada general
Cozumel 33 Col.Roma

Amalia Batista, interpretada por Melón y sus lobos


2.11.10

El recuerdo de mi abuela

Les cuento de mi abuela y cómo la recuerdo este día de muertos. También les cuento de mi experiencia en el zócalo y prepárense para más boletos de teatro, ahora para una obra de adultos más que interesante.



Cada vez que veo mi mano derecha, exactamente donde se une mi dedo gordo con la palma de mi mano; me acuerdo de mi abuela, mi abuelita Gloria. Sus dedos eran largos y delgados, los anillos que usaba siempre se le caían pero aún así los usaba, era de las herederas del Porfiriato, su padre fue General de Díaz hasta que la revolución los dejó sin dinero. A pesar de eso ella siempre estaba enjoyada como en sus épocas de niña. En la terminación del dedo gordo tenía dos líneas, dos huesos que se le marcaban más que de costumbre. Cada vez que veo mi mano al cargar a Sofía, atestiguo esas dos líneas, esos dos huesos. Ahí esta mi abuela. Ahí esta su casa que me encantaba visitar, sobre todo a las 6 de la tarde, cuando los rayos del sol se iban apagando y coloreaban la sala de la casa con tonos naranjas y dorados, me gustaba ver el atardecer y pasar por la luz que dibujaba a los muebles de su sala. Eso era mi abuela para mi, un abrazo de calor.

Mi abuela murió hace 12 años, pero últimamente me he acordado más de ella, tal vez porque hasta ahora hice conciencia de que murió o tal vez por que con el tiempo uno también comprende a sus muertos. Gloria Medina Malagón y Montes tuvo 10 hijos vivos, era una mujer de su época, con demasiados hijos y otros tantos abortos. A pesar de lo que mostraban las costumbres de sus tiempos, ella crío a sus hijos sola, se divorció de mi abuelo. No sé cómo, pero se logró sacar adelante a cinco niños y cinco niñas que hoy en día todos son hombres de bien.

Gloria no terminó la primaria, estudió hasta tercero y aún así cuando la escuchabas hablar era una experta en historia y literatura. Leía todos los libros que se encontraba. Recuerdo las tardes de domingo que mi padre (su hijo mayor) y mi abuela, platicaban sobre Historia de México, eso siempre terminaba en debate: “no seas mentecato, acuérdate que el emperador Maximiliano estaba en el poder, no Juárez”, le decía mi abuela a mi padre. Siempre debatían y cuando toda la familia se juntaba era más divertido. Gritos, carcajadas, “mentecadeses” por todos lados. En la sala había un letreto que decía, palabras más palabras menos: “Si es la primera vez que nos visita, siéntese cómodo y no se espante por los gritos que escucha a su alrededor, simplemente entró a un manicomio”, era cierto, las reuniones en casa de mi abuela eran una locura, pero para mi eran días felices, llenos de vida.

Era la beba de mi abuela, su primer nieta mujer. A veces extraño una plática con ella, si pudiera le preguntaría ¿cómo logró educar a 10 hijos? ¿cómo vivió su espacio de mujer? ¿cómo ve a Sofía?. La extraño, me gustaría visitarla en la casa 11 de Jardín Balbuena para que conociera a su nieta, para que me diera consejos de maternidad y de vida.

El final de mi dedo gordo de la mano derecha me dice que ella está en mi, que su sangre y su conocimiento de mujer ancestral los heredé y viven en mi. También viven en Sofía.

Este día de muertos, recuerdo a mi abuela y le cuento a Sofía de dónde viene y quién fue su familia. ¿ustedes a quién recuerdan el día de hoy? Platíquenle a sus hijos.

Para celebrar este día, les recomiendo que salgan a ver ofrendas, tomar chocolate y comer pan de muerto. Sofía y yo fuimos al Zócalo ayer, y para serles sinceros, queridos amigos, siento que le faltó algo. A mi me encanta ir al zócalo todos los días de muerto, me gusta mucho cómo lo decoran. Me fascina la idea que el mictlán toque tierra una vez al año y me encanta ver las ofrendas de las delegaciones y ver a los ciudadanos que se disfrazan y se toman fotos entre sí. Pero este año, lo sentí raro, como que no me conmovió. Lo que me dio mucho gusto fue ver a muchos niños, no solo en el centro sino en toda la ciudad. Me gustó verlos disfrazados, pidiendo calaberita y disfrutando las calles de su Ciudad.  

Los invito a que vayan para ver las figuras magnas, les recomiendo ir temprano para que lo admiren bien y no les toque tanta gente. Vayan y me cuentan qué les pareció. Por mi parte aquí les dejo una fotos de ayer.









Si van al centro, después de la visita del Zócalo, les recomiendo un rico chocolate en el “Moro”, esta mítica churrería y chocolatería está ubicada en eje central a unos metros de la Torre Latino. Hace poco vivió un aparatoso incendio, pero ya está en funcionamiento otra vez. El chocolate español es delicioso!

Promociones: Esta semana, seguiremos con los boletos de la obra Huraclown que ha tenido mucho éxito en taquilla; y como este espacio es para papás y mamás, también tenemos boletos para teatro de adultos, esta semana regalaremos 10 pases dobles para la obra Lascurain o la brevedad del poder, la temática está más que interesante, aqui la reseña: Qué movimientos pueden acontecer en el alma de quien ocupa durante tres cuartos de hora la cúspide del gobierno? Lascurain o la brevedad del poder, obra en un acto de Flavio González Mello, plantea una respuesta imaginaria a partir de un episodio real ocurrido al término de la llamada “Decena Trágica”. Estén pendientes en twitter para ganar los boletos.