28.10.10

Un rato fuera del Centro Comercial.

Te cuento mi experiencia de salir de compras con mi hija. Para este fin de semana, te recomiendo un bazar y un mercado con productos interesantes y de buena calidad.

Salir de compras con Sofia es tarea difícil. Más allá de que salga corriendo por los pasillos y que se desespere por tanta gente, o más bien, nos desesperemos, porque yo soy igual, con poca paciencia para las tiendas y ni se diga para los cosméticos, ahí soy peor porque no distingo la diferencia entre los productos de belleza, Eso de crema de noche y crema de día, más el agua tónica que hay que ponerse junto con la mascarilla. Es demasiada información y técnica para mí. ¿a ustedes les pasa?

Con Sofía se complica la compra por los mensajes que recibe en el punto de venta. Hace unos días, estábamos haciendo el súper, cuando pasamos por los refrigeradores de comida rápida. Sofía vio el empaque de unas hamburguesas congeladas que traía el dibujo de Mickey Mouse, las señaló y me dijo: “¡Quiero Mickey!”, obviamente no se las compré porque me gusta más la carne fresca que la idea de tenerla congelada y a demás ella no quería la carne, sino el dibujo que vio en la envoltura. En ese momento se me abrieron los sentidos a los mensajes que recibe Sofía en cada producto que ve.

Para la ropa es lo mismo. Además de que los productos son caros, los iconos de los programas de televisión son un atractivo y muchas veces un elemento que establece la decisión de compra, más allá que la calidad de producto en sí. Con Sofía, las playeras y tennis de princesas son primordiales. Vale la pena analizar esta cultura de consumo y entender los mensajes que reciben nuestros pequeños cada vez que vamos a una tienda.

También vale la pena voltear a ver aquello que no está en los grandes almacenes. Aquello que ofrece una buena calidad, un diseño interesante y que además son productos mexicanos. Un buen ejemplo es el cuarto bazar VIVIMOS DE LAS OBRAS, que ofrece productos para niños y bebés, así como artesanías, grabados, ropa vintage, bolsas, playeras, zapatos y más artículos creados por diseñadores mexicanos. En el bazar también habrá conciertos y exposiciones referentes al día de muertos. 


Bien por este espacio para los diseñadores mexicanos, queda de nosotros enterarnos lo que están haciendo los creadores nacionales. Lo más importante es que queda de nosotros regresar a la cultura del consumo local, enseñarle a nuestros hijos que no siempre lo que venden los grandes centros comerciales es lo mejor. Romper el círculo de consumo.

Les recomiendo este bazar, estará del sábado 30 al lunes 1 de 11-20 horas, en el Centro Cultural Buzón del Arte. Callejón de la Romita 8 Col. Roma.

Para los papás: Ya que estarán en la Roma, y siguiendo con el tema, después de VIVIMOS DE LAS OBRAS, les recomiendo se den una vuelta a la Plaza Río de Janeiro donde estará el mercado el 100, primer mercado de productores ecológicos de la Ciudad de México. Esta interesante este mercado, todos los productos son de pequeños productores de comunidades alrededor del Valle de México que ofrecen productos 100% orgánicos. También habrá talleres de sensibilización de consumo responsable y agricultura urbana.

Más información: 

26.10.10

Entre Halloween y Día de muertos


Te platico cómo puse la ofrenda de Día de muertos con mi hija. Te cuento de qué va el libro el Árbol de las brujas de Ray Bradbury. Te regalo una playera de terror de la marca mexicana Camisas Frescas INK.

Sofía y yo pusimos la ofrenda del día de muertos. Para mi es un ritual que llevo varios años realizando. Ir al mercado, encontrar calaveras a un lado de las frutas, oler las flores de cempasuchil y disfrutar el color de las flores de terciopelo. Sentir el copal a cada respiro y ver los colores del papel picado. En definitiva la ofrenda y el día de muertos es una festividad muy importante para mi. Es seguir un ritual milenario y recordar a mis muertos. Darles su lugar de encuentro entre este mundo y el que ahora habitan. Festejar la muerte con colores. Esa idea me hace vibrar y sentirme mexicana. Me gusta y lo festejo.
Hacer este ritual con Sofía fue muy especial. Hace un año también lo hicimos pero Sofía todavía no entendía o diferenciaba ciertos conceptos, recuerdo que le encantaban las calaveras de azúcar. Para ella eso fue el día de muertos del año pasado comer calaveras sin fin. Este año fue diferente. Empezando por el pan de muerto: un día estábamos comiendo y me dijo “ya se qué es morido” a lo que yo le contesté “se dice muerto corazón, y dime ¿qué es?”, en un tono acertivo, me dijo“cuando las hormiguitas se quedan dormidas y ya no se mueven”. Me gustó esa explicación, no le quise mover más para una niña de su edad. Ayer le platiqué que iríamos al mercado para hacer la ofrenda, y me preguntó que qué era una ofrenda, yo le contesté que era poner mucha comida y cosas que le gustan a los bisabuelos que se fueron al cielo. Eso la emocionó, más cuando llegamos al mercado y fue la encargada de cargar las flores y seleccionar las calaveras de azúcar.

Sofía bailaba por los pasillos del mercado cantando: “ya tenemos flores para Halloween”, yo inmediatamente le decía “es para Día de muertos corazón”, Sofía seguía bailando y una señora del puesto de flores prendía copal, le expliqué a Sofía cómo se prendía y por qué se usaba un recipiente especial para encenderlo. Ella estaba muy interesada y seguía cantando que era para Halloween, me daba tanta risa, la imagen de ella bailando y cantando y yo atrás de ella corrigiéndole que no era para Halloween sino para Día de muertos. A veces peco de purista.

 Llegamos a casa y pusimos la ofrenda. Sofía estaba fascinada con los pétalos de la cempasuchil. Los aventaba por toda la ofrenda y acomodaba las calaveras de azúcar, según los colores del papel picado. Quedó una ofrenda colorida, llena de vida, eso me gustó mucho. Al final Sofía fue a su cuarto y trajo más “decoraciones” para el altar. A su bisabuelo le dejó un libro de Snoopy, a su bisabuela unos discos y a su tío abuelo una plastilina, esa fue su ofrenda para ellos y ahora son parte del altar.
 Mientras hacíamos la ofrenda le explicaba que en su país se festejaba el Día de muertos y en otras culturas se festejaba Halloween. Eso me recordó al libro El Árbol de las Brujas de Ray Bradbury, un cuento que narra las aventuras de un grupo de niños que viajan por la historia del mundo tratando de encontrar el inicio del festejo a la muerte en las diferentes culturas del mundo. Este libro tiene un aprendizaje más allá de la narración divertida e imaginativa de Bradbury: Todas las culturas festejamos la muerte porque es el final de la cosecha, el árbol que marchita. Ofrendamos para darle vida, nutrir a la tierra mientras sucede el invierno y alcanza a la primavera de nuevo. Algo tan simple Bradbury lo transporta a un nivel cultural, donde las diferentes sociedades recuerdan a sus antepasados. Un libro que les recomiendo si tienen hijos de 7 años en adelante, se van a divertir leyéndolo.Sofía me recordó ese libro, algún día lo leeremos juntas.

Sofía está emocionada porque se quiere disfrazar de brujita en el Halloween de su escuela y porque hoy puso su ofrenda a sus bisabuelos, ese es el mundo global que le tocó vivir. A mi me gustó ir al mercado con mi hija, poner la ofrenda con mi hija y verla feliz mientras festejamos la vida.

Para los papás: Esta semana también tendremos pases dobles para ver Huraclown, en verdad se las recomiendo, el sábado pasado Sofía y yo disfrutamos dos horas seguidas de risas y diversión. Además, por estas festividades Halloween-Día de muertos, la marca Camisas Frescas INK nos regala cuatro playeras de su colección de terror. Les muestro los modelos a continuación. Regalaremos uno de cada uno. Estén pendientes en twitter para ganar y échenle un vistazo a esta marca mexicana que tiene diseños muy divertidos y algunos hasta brillan en la oscuridad.


21.10.10

Una educación con amor

Les recomiendo el seminario El poder del discurso materno de Laura Gutman. Les platico de un libro para educar a nuestros niños con disciplina y amor.

Hace unos días Sofía me regaló un momento maravilloso. Ella siempre se duerme abrazada de diferentes amigos de peluche. A veces es la época de abrazar a T-Rex, su dinosaurio favorito, luego la de abrazar a Snoopy, otras veces abraza a su princesa y a veces, cuando son eventos especiales, como que no se quiere dormir o me pide que me duerma con ella, se duerme con mi muñeca Sally. Una muñeca de trapo que se parece a la de la película del Extraño mundo de Jack, esa muñeca es muy especial para mi y ahora también es especial para mi hija.

Una de esas noches en que no quería dormir sola le presté a Sally para que la acompañara, a la mañana siguiente unos minutos antes de despertar para ir a la escuela, Sofía llegó a mi cama con mi muñeca Sally y su princesa, me dio mi muñeca y me dijo “ahora las dos podemos dormir con nuestras amigas, abraza a Sally y yo abrazo a mi princesa”. Por 5 minutos nos acurrucamos las dos, cada quien abrazando a su muñeca. Fue un momento especial, Sofía quiso compartir conmigo la sensación de dormir abrazada de una muñeca significativa para las dos.

Mi hija esta en el momento en que me ve como una amiga, a veces me dice: “mamá, vamos a ser amigas para siempre ¿verdad?”. Me gusta esa idea: ser su amiga y compartir momentos especiales, pero también me interesa que me vea como su mamá, como una guía en su construcción del deber ser, en donde a veces hay que poner límites de autoridad y otras simplemente disfrutar los momentos de convivencia. Esta distinción entre la figura de la amistad y la figura de la maternidad la considero importante y la relación que estamos creando Sofía y yo para aclarar esos conceptos me esta gustando.

Lo que a mi me ha funcionado es poner límites y explicarle todo a su nivel. Los límites son muy simples, a veces es hora de jugar y a veces es hora de obedecer. Casi todo el día es hora de jugar, pero cuando le pido que recoja su cuarto o que se siente a la mesa a comer, le aviso con anticipación que es hora de obedecer y le explico brevemente por qué es importante que se siente a comer “comer bien te va a dar fuerzas para la natación, además de que es un momento para platicar de nuestro día y convivir”. Terminando de hacer lo que le pedí, puede seguir jugando.


Disciplina con amor es un libro que me ayudó mucho a entender que puede haber un punto medio entre el autoritarismo y la educación permisiva. Es la educación del entendimiento y de los sentimientos compartidos, del adulto guía y de la necesidad del niño a ser guiado: “Tenemos acceso a tanta información que el sentido común quedó relegado, olvidado, a tal grado que, incluso, nos cuesta trabajo resolver cuestiones sencillas. Sobre todo en la relación con nuestros hijos. Porque todo se complica cuando nos dejamos invadir por el temor a equivocarnos y a lastimar, a ser anticuados, autoritarios, a no ser queridos, a ser criticados...” Dice Rosa Barocio en su libro Disciplina con amor.

Escucharnos a nosotros mismos es esencial. La misma propuesta de la psicóloga Laura Gutman, escucharnos como mujeres que tenemos la sabiduría ancestral de ser madres. A veces la maternidad es de instintos. La relación con nuestros hijos es de instintos, es un lazo tácito en donde le damos lo que consideramos importante de nuestro deber ser personal. No tengamos miedo a explorarnos y encontrar nuestros valores propios y nuestros mecanismos para relacionarnos con nuestros hijos.

Ustedes, queridos amigos ¿qué opinan? ¿cómo viven la disciplina con amor en su casa? ¿cómo es la relación con sus hijos?

Para los papás: Les recomiendo el seminario El poder del discurso materno de Laura Gutman el próximo 31 de octubre de 9.00-19.00 hrs. En el Centro Médico Siglo XXI y también el libro de Disciplina con amor de Rosa Barocio

19.10.10

Mi historia en el Corona Capital.

Te platico mis aventuras en el festival de música Corona Capital. Te cuento que hay más boletos para la obra de teatro Huraclown y te recomiendo una película dominguera.

Hace mucho que no iba a un festival de música. Hace cinco años para ser exacta, en aquel Coachella, California que vio tocar a memorables bandas como Bauhaus, Nine Inch Nails, New Order, the Chemical Brothers, Prodigy, entre otros. El sábado pasado fui al Corona Capital, en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Me trajo buenos recuerdos y nuevas experiencias.

Resulta que el sábado parecía un día normal. Sofía nos despertó temprano como siempre, yo la invité a que se acostara en cama a ver la tele mientras robaba otros minutos para dormir. Sofía se dio cuenta de mi trampa para seguir en cama y me pidió que le preparara unos hot cakes, menú especial de fin de semana. Después del desayuno organizamos el día, comeríamos con mi suegra y después tal vez iríamos al teatro o a caminar por el barrio. Como les platico, todo iba normal en un sábado por la mañana, hasta que Bruno, mi esposo, me dijo -oye, ¿y si vamos al Corona Capital a ver a James?- sin dudar dije – va, vamos – De ahí en adelante toda la tarde fueron aventuras, intentamos comprar los boletos por internet pero la conexión estaba fallando, una vez restaurada, nos dimos cuenta que ya no vendían boletos, llamamos por teléfono y que por esa vía tampoco vendían, Bruno fue a un Mix up cerca de la casa y la sección de ticketmaster estaba cerrada por fallo en el sistema. Ya nos habíamos hecho a la idea de que no iríamos, era demasiado rechazo por todos lados, pero la emoción de ver a James y a Pixies era más fuerte, así que lo logramos, conseguimos los boletos.

Para mi James y Pixies son dos grupos que marcaron una época. Conocí a James por los ecos provenientes del cuarto de mis hermanos, el primer disco que escuché fue Laid. Despertarme con Sometimes era como mi amuleto de la suerte para tener un buena día. Laid fue el disco de mi adolescencia, junto con el Surfer Rosa de Pixies: Vamos, Where is my mind?, Bone Machine, Broken Face. Todas las canciones del Surfer Rosa de Pixies eran una inyección de energía. Quién diría que varios años después los vería en vivo, con mi esposo y con algunos estragos de la edad muy divertidos, que más adelante les contaré.

Con boletos en mano, Sofía en casa de su abuela y una sonrisa de gloria en nuestras caras, nos fuimos a la aventura. Llegamos al Corona Capital solo a ver a James y a Pixies. Fue curioso ver que muchos jóvenes se iban cuando nosotros llegamos (primer signo de brecha generacional) “si apenas empieza lo bueno”, pensé. Cuando vimos el programa del festival Bruno y yo no conocíamos a ninguna otra banda, me sentí completamente desconectada, porque los otros diez grupos musicales no me sonaban ni remotamente conocidos. Nosotros íbamos a lo que íbamos y eso hicimos. Escuchamos a James.


Viendo a James
Este grupo proveniente de Manchester tiene un sonido muy peculiar, un folk-pop con la voz inigualable de Tim Booth y la producción de Brian Eno. Mientras escuchaba a James bailaba, cuando empezaron los primeros acordes de Say Something empecé a saltar, salté y salté. Mientras me despegaba del piso, pensaba “wow, todavía puedes saltar, tienes unos kilitos de más, pero todavía puedes hacerlo” Ese gusto me duró poco tiempo porque me cansé en el cuarto salto. Seguí bailando. James comenzó a tocar Out to get you. De la emoción comencé a gritar y esos gritos se volvieron mucha tos, la garganta no me daba para gritar más. Fue un momento cómico para ser sincera, queridos amigos, antes gritaba y saltaba sin parar, ahora no fue tan fácil, los años no pasan en vano. Pero yo seguía con mi sonrisa de oreja a oreja, bailando con mi esposo. Fue un gran momento.

James terminó y tuvimos que esperar un rato para ver a Pixies, mientras esperamos nos aventuramos a ir por unas chelas. Ya casi no había, toda la gente amontonada para conseguir el elixir, hasta un policía estaba en el puesto para evitar un motín. Gracias a un trabajo de equipo, mientras yo gritaba “dame dos”, Bruno recibía los vasos y yo le pagaba al Don, conseguimos las cervezas.

El tiempo de espera para ver a un grupo es mágico, no es igual a cuando vas a un auditorio a ver a un grupo en específico, la espera en un festival está llena de adrenalina por el grupo que acabas de ver y de ilusión por el grupo que esperas y que sabes que la experiencia de la noche va en aumento. Sale energía por todos lados. La espera para Pixies fue igual. Hasta que prendieron las luces y empezó el concierto. 


Saltando un poco
 Este grupo de Boston es el padre de la generación de grupos como Nirvana, además de que forma parte del mítico sello discográfico de 4AD:canciones cortas, muchas guitarras y una combinación interesante de voces. A un lado de nosotros había 3 padres que estaban con sus hijos de entre 7 y 8 años, me sorprendió ver a niños ahí, adelante había una niña de 6 años subida en los hombros de su padre bailando. Todos escuchábamos las guitarras. Yo Bailé y bailé, canté, me reí, traté de saltar otra vez y lo logré y al final con Where is my mind?, recordé con gusto aquellos días que mi hermano Pablo cantaba esta canción en el cuarto junto al mío. Ahora es el tío de mi hija y en algunos años cantará Pixies con ella, eso me entusiasmó. También pensé ¿cuál sería el primer concierto al que iría con Sofía? Hay varias opciones, pero prefiero que la vida me sorprenda.

Esa fue nuestra aventura en el Corona Capital. Esa fue nuestra noche de adultos recordando cuando éramos más jóvenes. Esa fue otra experiencia para contarle algún día a nuestra hija.

Para los niños: Debido al éxito que tuvimos con Huraclown, y gracias al Teatro Casa de la Paz, tenemos más boletos para esta divertida obra cirquence. Estén pendientes en twitter (@papasdf) de las dinámicas para ganar.

Para los papás: Hablando de recordar y crecer, ayer vi una película muy dominguera pero que no está mala. Solté varias carcajadas y me fui a la cama de buen humor. Se llama Grown ups, actúan Adam Sandler, Salma Hayek, Kevin James y Chris Rock. Es la historia de cinco amigos de la primaria que se reencuentran después de mucho tiempo. El verano pasada estuvo en cines, si algún día se la encuentran en la tele, pueden pasar un buen rato.


Más información:

14.10.10

Un choque y mucho jazz


Les platico  todas mis aventuras de ayer y de cómo terminó mi día escuchando jazz con el maestro Winton Marsalys, quien dará un concierto gratis en Bellas Artes y les recomiendo un poco de pan de muerto con chocolate

Ayer fue un día raro. Uno de esos en el que los eventos se va hilando y cada situación es un cúmulo de sorpresas. No fue uno de los mejores días, para ser completamente sincera, pero al final tuve mi recompensa y una enseñanza de que a pesar que uno cree que te está yendo muy mal, siempre hay algo que vale la pena. Les platico:

Resulta que ayer empezaba como un día normal, lleno de actividades y traslados kilométricos en la Ciudad. La jornada cambió cuando pasé por Sofía a la escuela, la vi con uchos moquitos y con mucha tos, no estaba decaída, pero amenazaba con enfermarse otra vez. Le hablé al pediatra y me dijo que no me preocupara, que siguiera con la rutina, así que la llevé a la natación, que le encanta y a la salida, dando una vuelta a la derecha, me chocaron.

Un camión escolar se cruzó y mi coche quedó entre su llanta trasera y la banqueta, afortunadamente no nos pasó nada, al contrario del auto, que la defensa se enchuecó y el faro derecho se rompió por completo. Varias personas vinieron a auxiliarnos y nos ayudaron a separar el coche del camión.

Fue mi primer choque y espero el último. Para colmo mi seguro se había vencido días antes y no lo había renovado. Ley de Murphy. Así que si sus hijos les contaron ayer que chocaron contra el coche de una señora, esa soy yo.

Para hacer más de emoción mi día, mi garganta me empezó a doler, ya me había contagiado Sofía, que ahora les estoy escribiendo entre pañuelos y antigripales, por cierto.

Entre todos los infortunios del día, me paré un segundo a recapacitar y me dije: “Hoy no ha sido mi mejor día, lo bueno es que todavía no se termina”, aunque suene rara esa reflexión, tenía la esperanza de que algo iba a ocurrir que hiciera sentirme bien. Tenía la sensación de que el día iba a terminar bien, y así fue. Mi suegra nos invitó al concierto de la Jazz al Lincoln Center Orchestra con Wynton Marsalis y eso era justo lo que necesitaba (más un tequila doble por aquello del dolor de garganta) buena música y una propuesta musical que me dejó mucho que analizar.

Wynton Marsalis, el trompetista de jazz y música clásica más importatne de nuestro tiempo, además de ser considerado uno de los hombres más influyentes de los Estados Unidos, según la revista Time, por su trabajo de Embajador Internacional de la ONU por la Paz. Este Marsalis, invitó a sus amigos a tocar jazz, nada más y nada menos que el cubano Paquito D'Rivera, el español Chano Domínguez, el Colombiano Edmar Castañeda, el mexicano Antonio Sánchez, entre otros. Lo que ayer vimos fue un gran palomazo de genios de la música que se estaban divirtiendo al tocar y que buscaban momentos para tocar solos de improvisaciones extraordinarias.

Chano Dominguez compuso la obra De Cadiz a Nueva Orleans, esta música viajaba en cada nota entre la Península y el sur de Estados Unidos, mostró las semejanzas entre el jazz y el flamenco, vaya que se parecen, el flamenco un poco más al blues, pero combinados hacen un despliegue de emociones que cautivan. La unión entre el jazz y el flamenco traspasó las notas para convertirse en baile, de pronto Daniel Navarro un bailaor de flamenco se movía la ritmo de los saxofones y el piano, para hacer una improvisación de baile junto con Jared Grimes, bailador de tap. El flamenco y el tap, se volvieron uno, un mismo ritmo, un mismo zapateado con estilos y culturas diferentes.

Me encantó el análisis. De culturas tan diferentes hay elementos que se entrecruzan, las igualdades culturales dejan ver las mismas necesidades de expresarse de todos los seres humanos. Jazz y Flamenco, se entrecruzan.

La mezcla de culturas siguió. Pudimos escuchar La Llorona, en una versión de jazz, y lo mejor, fue cuando tocaron El Sinaloense, una canción de tambora, con puros instrumentos de aliento, y haciendo alusión a la similitud de la música del norte de nuestro país, con la música del festival de Nueva Orleans.

La música para mi es un momento de confort, ayer fue un momento de sanación ¿a ustedes les ha pasado algo así? Que cuando quieres que el día termine, por todas las situaciones de estrés que has vivido, de pronto hay un momento de alivio. ¿para ustedes cuál es ese momento de alivio?

Ayer, antes de dormir, me acosté pensando que no había sido tan malo mi día. Sofía ya esta mejor con las medicinas que le di, el costo de reparación del coche, no será tanto como me lo esperaba y lo más importante es que todos estábamos bien. Me dormí para empezar otro buen día.

Para los papás: Les recomiendo que vayan hoy a las 20:00 hrs. En la explanada de Bellas Artes, donde tocarán estos gigantes de la música. El concierto es gratuito y ¡vale mucho la pena!

Para los niños: Empiezan los preparativos para día de muertos, ya les contaré en otro post cómo festejamos este en familia, por lo pronto sigamos con la tradición y compren una calaberita y un pan de muerto, hagan chocolate y disfruten la merienda con sus niños, mientras les platican de este día tan importante en nuestra cutura. A poco no se antoja?

Más información:
Concierto de jazz: Celebremos América

12.10.10

Un descubrimiento más grande que América.

Les platico de mi rutina para llevar a Sofía a la escuela. Les cuento de qué platicamos hoy que me sorprendió y les recomiendo dos lugares tradicionales para desayunar.

Camino a la escuela, Sofía y yo aprovechamos para disfrutar las calles y jugamos a no pisar las rayas de la banqueta. A veces saltamos, cantamos y otras veces platicamos. Esos momentos son especiales. Están inmersos en la rutina, pero cada día el camino es diferente, cada día hay juegos y
pláticas nuevas.

Mamá e hija van de la mano rumbo a la escuela. Rutina diaria en la Ciudad
Hoy en la mañana platicábamos de los volcanes, de cómo les salía fuego y por qué. Yo le platicaba de los volcanes de su Ciudad, del Popocatépetl -cuenta le leyenda que es un niño hincado- le decía, -y el Iztaccíhualt que significa la mujer dormida, o la dormilona, como tú- nos reímos y seguimos caminando. Las dos de la mano, compañeras del camino.

Mientras esperábamos para cruzar la avenida, Sofía me dijo -mira un barco, como la “calabera” de la Santa María- me sorprendí, me dio mucha ternura y emoción escucharla hablar sobre Historia, sonreí y le dije -es carabela, corazón y sí es un barco- a lo que ella contestó -sí, junto con una niña y venía este, ...cómo se llama...huy se me olvidó- me sorprendí todavía más porque se sabía la historia muy bien, le conté que era Colón y que La Niña era el nombre de la otra carabela, junto con La Pinta y que descubrieron nuestro Continente.

Me di cuenta que a veces, subestimo la capacidad de mi hija a entender la realidad, hoy fue un claro ejemplo. En la escuela le enseñaron el festejo del 12 de octubre, día de la Raza. Ella lo entiende según su nivel y me entusiasma darme cuenta que su interacción con la vida, con la historia, con la sociedad se va desarrollando cada vez más. Hoy mi hija me recordó que es 12 de octubre, hoy mi hija me contó qué se festeja. En el trasfondo de mi vinculación con la Historia, se que no es un concepto lineal para festejar. Los conceptos de descubrimiento de América y los festejos, son un análisis complejo para mi, pero así soy yo, buscando un pero y un análisis profundo a todo. Sofía tiene la capacidad de que esa parte compleja de mi se destruya y si ella está feliz porque sabe que el día de hoy llegaron tres barcos a descubrir el Continente, entonces yo me siento feliz con ella.

-Qué historia tan bonita te sabes corazón- le dije mientras le daba un beso y me despedía de ella. Dejar a mi hija en su escuela es una separación, es un silencio de regreso a casa. Esperar a que salga para tener los juegos y las pláticas que tanto me divierten. ¿Qué aprenderá hoy? ¿Qué conocimientos repasaremos juntas? ¿Qué aprendizaje reconoceré a través de sus ojos?

De regreso a casa, me di cuenta que no soy la única que vive esos momentos con mi hija. Todos los padres tenemos ese espacio con nuestros hijos. Al cruzar la calle una mamá caminaba junto con su hija, la niña le platicaba de la tarea que llevaba y la madre le decía – ah, sí que bien, pero ándale que nos van a cerrar la escuela- me reí de esa escena porque me he visto muchas veces en ese apuro. Luego vi a otra mamá con su hija que se pararon en la esquina de la calle para abrazarse, la madre le dio la bendición a la niña y le aviso que su papá pasaba por ella.

Mamá e hija después de su abrazo de despedida
Todos, de alguna forma u otra, compartimos experiencias con nuestros niños, vivimos la despedida diaria para seguir con nuestras rutinas y después volvernos a reencontrar. Son esos momentos los que hacen los días diferentes. La sociedad opera con acciones uniformes, pero es la relación personal lo que nos hace diferentes.

Festejo por las mañanas de llevar a los niños a la escuela, por las pláticas del camino, en medio del tránsito o mientras cruzan la calle, por los momentos fugaces entre rutina y rutina, por los besos de despedida y las bendiciones para empezar el día, por las lecciones de historia, por las canciones, por los juegos o los desayunos con prisa. Por esos espacios de familia, que todos vivimos. Por todo eso, hoy es un buen día.

Ustedes ¿cómo viven las mañanas con sus hijos?

Para los papás: Para el desayunito después de salir corriendo de casa, les recomiendo los ya tradicionales Bisquets de Obregón, que el café con leche es una delicia y todo un espectáculo de las señoras que lo sirven, y si sugieren algo más apresurado puede ser un plato de fruta de Los frutos Prohibidos. Eso sí, siempre con una sonrisa para tener buena vibra todo el día.

Más información:

7.10.10

Los libros de Sofía

Te platico cuál fue el primer libro de Sofía, te cuento qué actividades infantiles hay en la Feria del Libro del Zócalo y te recomiendo un restaurante con historia.

El primer libro que le leí a Sofía fue cuando tenía un año y fue La suerte de Ozu de Claudia Rueda. Yo no conocía este texto, fue un regalo de unos amigos muy queridos. Este libro me enseñó que la literatura infantil es una ventana a una reflexión interna.

El libro está basado en un cuento zen y es un texto sabio. La suerte de Ozu nos enseña que uno no puede asegurar ni los absolutos, ni el destino y eso saberlo desde pequeños puede ahorrar un sin número de inseguridades y frustraciones que vivimos los adultos. La literatura nos da esa oportunidad, tener un diálogo interno y la literatura infantil todavía más.


Antes de La suerte de Ozu, le leía fragmentos de libros que a mi me gustaban como La historia interminable y La Odisea. Al leer el texto de Claudia Rueda conocí más sobre la literatura infantil de estos días. Por un lado seguí las publicaciones del Fondo de Cultura Económica que cada libro que publican es muy bueno. La Editorial del Fondo de Cultura Econóica tiene varias colecciones, la que más me gusta para la edad de Sofía es la de Los Primerísimos, que tiene títulos como Ves al Revés, ¿Sanzón?, Belisario y Papelitos. Son textos con historias muy sencillas pero que proyectan valores importantes como la otredad, el compañerismo y la autoafirmación.

Así fui conociendo la literatura para Sofía y ahora ella me pide que le lea, a veces el mismo cuento por varios días. Lo maravilloso es que cada lectura le sorprende como si fuera la primera vez que escucha la historia. Me gusta ver cómo abre los ojos y se sorprende en cada página.

Les recomiendo que se adentren al mundo de la literatura infantil, a mi parecer es un elemento primordial para el desarrollo de nuestros hijos y además es muy divertido. Las publicaciones para niños son diversión garantizada no solo para los pequeños, sino para toda la familia. A Sofía y a mi nos gusta mucho leer Ves al Revés, es muy divertido entender por qué Doña Murciélago percibe su ambiente al revés que todos los animales de la selva.


Entremos al verdadero mundo de la fantasía, que es la literatura, por lo mismo les recomiendo que vayan a la X Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad, donde este año los niños tendrán un espacio muy importante con actividades como cuenta cuentos, conciertos, teatro, danza; talleres de títeres, historietas, música y sobre todo libros, muchos libros.

La Feria comienza el día de mañana viernes y ya está listo el programa de actividades infantiles. Yo ya vi varios eventos que me gustaría llevar a Sofía, como las orquesta infantil de Yucatán o la obra de teatro Cuando canta un alebrije. Así que ahí está queridos amigos, del viernes 8 al domingo 17 se abre un espacio para leer, divertirse y compartir.

Por otra parte sigue la promoción de PAPÁSDF, que regala pases dobles a la obra de teatro Huraclown, estén pendientes en twitter para concursar y ganar!

Para los papás: Cuando vayan a la Feria del Libro, aprovechen que están en el Centro para ir al tradicional Café de Tacuba que desde 1912 prepara sus ricas enchiladas suizas y qué decir de la charola de pan dulce y el café con leche. Un lugar con varias historias por contar y muchos platillos por disfrutar.

Más información:

5.10.10

Por el mandado...

Les platico qué mandados le gustan a Sofía y les recomiendo un restaurante dentro de una vecindad.

A Sofía le gusta ir a la pollería. Cada vez que vamos me pide que la cargue para admirar el trabajo del pollero. Mi hija pone atención en cada corte que hacen las tijeras y a veces me pregunta “¿eso qué es?” A lo que le explico cada procedimiento que realiza el señor. Es más, con decirles que cada vez que vamos, el pollero nos despacha despacio para que Sofía pueda disfrutar el espectáculo.

También le gustan las patas de los pollos. Siempre le pregunta al pollero si las puede tocar, el señor amablemente lo permite. Cuando las toca, voltea a verme emocionada y me dice con una seguridad y un tono de afirmación como si fuera una bióloga experta “parecen patas de dinosaurio”. La admiración de las patas de pollo termina cuando el señor aplasta las pechugas de pollo para hacerlas milanesas. Ese es el mejor momento para Sofía, tanto, que la descubrí el otro día aplastando su plastilina como si fuera un pollo.

Cuando el paquete esta listo, Sofía le paga al señor y ella es la encargada de cargar los pollos a casa. Con esa misma emoción se sienta en la cocina y me ayuda a preparar la comida que acaba de comprar. A la hora de comer, Sofía se siente parte de la realización de los platillos y come gustosa.

El día de ayer, le tocó vivir otra experiencia: comprar las tortillas. Cuando le dije que íbamos a la tortillería, me preguntó “¿está cerca de la pollería?”, le contesté que sí -está enfrente- le dije, esto me gustó porque ya está relacionándose con su ambiente y su mundo está creciendo más allá que su casa, su escuela y la casa de sus abuelos. Hay otros elementos que le son importantes dentro de su ambiente cotidiano, como es la calle de su casa.

Se asombró cuando vio la máquina para hacer tortillas, era algo nuevo para ella. Le encantó ver que la señora tomaba el alimento y lo pesaba en la báscula. Otro oficio que le interesó.

Lo que más disfrutamos las dos, fue cuando le platiqué que quien va por las tortillas tiene derecho a comerse una en el camino. Abrí el paquete, hice un taco para ella, otro para mi y las dos regresamos a casa comiendo y festejando el premio de ir por el mandado. “Es la magia de ir por las tortillas”, le dije, “no, es la magia de los tacos de Sofía y de mamá”, me contestó.

Me gusta caminar por el barrio y que Sofía conozca los changarros de su colonia, que vaya haciendo pequeños rituales del ambiente que le rodea y que conozca y se interese por los diferentes oficios que nos facilitan el alimento diario. Eso es parte de conocer su identidad.

Así que todavía nos faltan varios oficios por visitar: el relojero, el costurero, la lavandería, y muchos más. Entre ellos el de la señora de las “quecas” de atrás de la casa, que el otro día la conocimos porque iba caminando en la calle con “chaquira” su perrita chihuahua, nosotras íbamos regresando de la escuela, cuando Sofía vio a “chaquira” y se puso a jugar con ella. De ahí, la señora empezó a platicar conmigo y resultó ser la que vende quesadillas en la cuadra. Me gusta conocer mi barrio y a la gente que vive en él. Me gusta que a Sofía también le interese.

A sus pequeños ¿qué oficio les interesa? ¿qué changarro de su colonia disfrutan? Platíquenme en papas.df@gmail.com una anécdota que ustedes y sus pequeños hayan vivido en su colonia, los primeros 5 se llevan un pase doble para la obra de teatro Huraclown.

Para los papás: Hablando del barrio, les recomiendo el restaurante “El rey del Marisco” en Avenida Chapultepec, afuera del metro sevilla. Lo singular de este restaurante es que está adentro de una vecindad. Abrieron y acondicionaron dos pisos y cuatro departamentos de la vecindad para dar vida a este restaurante. Les recomiendo ir entre semana para que vivan la experiencia de toda la gente que sale de sus oficinas y va al "Rey del Marisco" a degustar tostadas de pulpo y agua de mango mientras disfrutan el papel tapiz de la bahía de Acapulco.

Solo en México existen lugares así y a nosotros, sus habitantes, nos toca disfrutarlo!