30.4.10

Día del niño tradicional

Hagamos uso de nuestra imaginación y viajemos por el tiempo.

A través de los años, los niños han sido un grupo social que ha cambiado de roles según su momento histórico: En la postguerra los niños eran limitados por la autoridad inminente de los padres, donde los pequeños no tenían una voz de su percepción del mundo; en los tiempos de la revolución, los niños valían como mano de obra y su rol era el de adultos pequeños, pero yendo más atrás en el tiempo ¿cómo eran los niños en la época prehispánica? ¿qué hacían? ¿cómo se les educaba?

La familia fue la base de la sociedad en las sociedades mesoamericanas y los niños significaban un vínculo especial con lo sagrado. Los mayas por ejemplo, vinculaban el día del nacimiento del bebé con algún significado específico y una asociación determinada con las deidades.

En Tenochtitlan, según el Códice Mendocino, los niños eran una dádiva de los dioses ya que ellos serían los herederos del linaje y las tradiciones de su pueblo, por eso desde pequeños les enseñaban que el universo estaba conformado por la unión de lo masculino con lo femenino. Los padres les enseñaban a los niños el rol del hombre en la sociedad y las madres a las niñas. Esta educación empezaba con el destete, a partir de los 3 años, hasta los 10 ó 12 años que comenzaban con la “instrucción pública”. En esta etapa había dos clases de escuelas “Tepochcalli” que era para la mayoría de los niñ@s, y el “Calmecac” que era para los niños y niñas que en un futuro serían sacerdotes.

Los niños representaban lo sagrado por el hecho de ser el eslabón latente para el futuro de su civilización.

Hoy en día los niños tienen voz, les es permitido jugar, crear y tienen espacios lúdicos para conocer su pasado histórico. Siguen siendo el futuro de nuestra cultura, por lo mismo vale la pena enseñarles sus tradiciones y las raíces que los marcan como mexicanos, por eso para este fin de semana de festejos del día del niño, les recomiendo dos lugares interesantes:

El Museo de Arte Popular tiene una colección colorida y bastante divertida de las diferentes manifestaciones culturales de nuestro país: Alebrijes, calaberas, juguetes tradicionales, bordados, cerámicas de diferentes partes de la República. El recorrido es muy ligero a demás de que se puede disfrutar de la arquitectura del recinto. Este sábado y domingo los pequeños de 6 a 12 años tendrán un espacio creativo, en los talleres de juguetes tradicionales; estampas y sellos. Estas actividades tienen un costo de 30 pesos y durán 2 horas aproximadamente.

Por otro lado y para los pequeños que les gusta el dulce, el sábado y el domingo, el Museo de la Ciudad de México organiza el Festival de Juguetes y Dulces Tradicionales, donde los niños pueden aprender a jugar con el trompo, el yo-yo o el balero. El evento empieza a las 11:00, entrada gratuita, cupo límite 50 niños.

Para los papás: Después de una mañana divertida para los niños, los papás pueden aprovechar que están en el centro de la ciudad y pasar por la Cantina La Ópera o el Salón Corona donde pueden disfrutar de una cerveza u otra bebida refrescante para esta temporada.

Más información:
Museo de Arte Popular: Calle Independencia entre Revillegigedo y José Azuela. Centro Histórico.
http://www.map.df.gob.mx/
Museo de la Ciudad de México: Pino Suárez 30. Centro Histórico.
La Ópera: Calle 5 de mayo No. 10. Centro Histórico.
Salón Corona: Bolivar 24. Centro Histórico.

28.4.10

tarde de libros y bicicletas

El sábado pasado tuve una tarde muy agradable en el Centro Cultural Bella Época, lugar que desde niña me ha gustado; primero por que mis padres me llevaban a ver películas, cuando era el cine Bella Época, luego cuando era un edificio cerrado por el recuerdo, donde, fantaseaba en escabullirme por algún acceso y grabar los espacios art deco que se dejaban ver abajo del polvo y el olvido; y ahora disfruto entrar por la puerta grande de cristal y dejarme abrazar por la propuesta de que el arte puede ser divertido y colorido. Ahora este Centro Cultural, le abre un espacio a los niños para acercarse al cine, la literatura y las obras plásticas. Ahora yo soy la madre que lleva a su hija a este lugar histórico.

Llegamos y el lugar estaba lleno de ciclistas. Daba comienzo el Primer Rally Ciclista: Cómo leer en bicicleta...Pedalea a Fondo, organizado por la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, evento que se realizó para conmemorar el día mundial del libro. Me hubiese gustado ser parte del rally aunque desafortunadamente no sé andar en bici. Cuando era niña, era de las que prefería quedarme en casa leyendo o escribiendo en vez de salir a jugar; quién iba a pensar que años después me daría cuenta que la lectura y el juego, nunca han vivido separados, sino todo lo contrario.

Siguiendo la temática de las bicicletas y la lectura, se realizaron varias actividades en el Bella Época; mi hija y yo fuimos al cine de este recinto, el cine Lido, para ver la película francesa-belga Las Trillizas de Belleville (Les triplettes de Belleville, 2003) cinta que cuenta la historia en imágenes y pocos diálogos, respetando fielmente el lenguaje cinematográfico, de la abuela Madame Souza quien hace todo por lograr la felicidad de su nieto y en esta búsqueda, conoce a las estrellas olvidadas del music-hall de los años 30's: Las Trillizas que viven en el pueblo de Belleville, tres personajes memorables que llegan de color y música la pantalla.

Desafortunadamente la sala estaba vacía, a pesar de que la función fue gratuita e incluso a pesar de que Las trillizas de Belleville fuera selección oficial en el Festival de Cannes y nominada a mejor película de animación en 2004, compitiendo contra Buscando a Nemo. En fin, los eventos seguían, en la explanada de la librería hubo una explicación para lo niños sobre las bicicletas; su historia, los diferentes diseños que existen y las competencias más importantes. Mi hija y yo nos detuvimos, pero no para escuchar la plática, sino para ver los diseños editoriales y las ilustraciones de las diferentes publicaciones que ha hecho el Fondo de Cultura Económica de libros para niños. Ilustraciones a gran formato de libros como La suerte de Ozu, de Claudia Rueda; Luna Estelar, de Ricca Fukuda y Sanzón de Jenny Pavisic, dibujaban el pasillo central de la librería. Me sentí muy emocionada de ver a los personajes de los cuentos que le leo a mi hija antes de dormir, tan grandes y coloridos.

Nos quedamos un rato más a leer en la parte de la bebeteca, donde uno puede sentarse o acostarse en los cojines preparados para pasar un buen rato leyendo y jugando con la gran variedad de libros para niños que hay. Leímos; viajamos por el mundo de los dinosaurios, después escalamos montañas y llegamos a castillos de ensueño. Esa fue nuestra aventura en el Bella Época.

Para terminar el día, pasamos a la heladería Roxy y compartimos un helado de pistache con chocolate. Las bicis del rally seguían viajando por toda la Condesa. La cultura se mueve por la ciudad.

Para los papás: Hablando de bicis y libros, les recomiendo el libro Bicycle Diaries, del músico y artista visual, el maestro David Byrne, quien desde finales de los 80's se ha transportado únicamente en bicicleta, a tal grado que viaja a otros países con su bicicleta armable y la utiliza como una ventana panorámica a la vida urbana de las diferentes culturas que visita. Este libro cuenta lo que el Sr. Byrne observa desde este transporte personal.