8.1.19

Un concierto visual

El universo es de colores y el arte es espiritual. Éste es el mensaje que me dejó la exposición de Kandinsky en el Palacio de Bellas Artes.

La exposición lleva por título Pequeños mundos, y es que el pintor ruso presenta cada lienzo en blanco como el silencio; el vacío que hay que llenar con elementos armónicos, como son los colores y las figuras.

En 1896, Kandinsky asistió al Teatro Bolshoi a una representación de la ópera Lohengrin, del compositor Richard Wagner. Mientras escuchaba música, tuvo la sensación de que en cada nota, había colores que aparecían frente a sus ojos. Kandisnky se dio cuenta que su mente actuaba en sinestesia, un fenómeno donde puedes ver la música y escuchar los colores. Esto lo desarrolló en su pintura.

Cada color tiene una tonalidad musical y un instrumento. Por ejemplo, el sonido del color azul, se asemeja a una flauta; el blanco y el negro representan el silencio; el violeta suena como una gaita o un fagot; el amarillo a una trompeta o un clarín.

Entrados en el mundo de Kandisky, empezamos a “escuchar” sus pinturas. Jugamos a imaginarnos los sonidos de los colores que veíamos en sus lienzos. De pronto, cada obra colgada en la pared era un concierto visual. Flautas, trombones, silencios, violines por todas partes. Además de que nos divertimos bastante, fue como entrar a la dimensión de Kandinsky, imaginar cómo el artista percibía el mundo.

Vasili Kandisnky es uno de mis pintores favoritos. Me gusta la propuesta sonora que juega con lo visual. Lo que yo no sabía, era que él proponía que el arte era una forma de alcanzar la espiritualidad. Tiene un libro completo en donde trata éste tema. Con éste dato, me cayó aún mejor.

Me gustó mucho la exposición, porque hay obras que no conocía de él. Unas pinturas realistas y otras con un toque impresionista, para después llegar a la abstracción. Me encantó conocer el proceso.

Vayan con sus hijos e hijas. Se la van a pasar muy bien escuchando los colores y los mundos que Kandinsky nos dejó para ver el mundo más interesante.

Les recomiendo vayan pronto, porque la exposición termina el 27 de enero. Lleguen temprano, porque hay mucha gente y la fila es muy larga. La exposición abre a las 10:00 am. Nosotros llegamos a las 9:30 am y nos fue muy bien; nos dio buen tiempo para formarnos en la taquilla y después al acceso a la exposición. No lleven mochilas muy grandes, porque las tienen que dejar en el guardaropa, y eso tarda más.

Lleven audífonos porque pueden escuchar la playlist especial de la exposición en Spotify; y se vuelve muy interesante. Yo escuché Mellow Yellow de Donovan, mientras veía la pintura de San Jorge y fue toda una experiencia.

También les recomiendo que tengan paciencia con la gente. Hay mucha, y el espacio es reducido. Lo bueno es que Kandinsky es tan buena vibra, que en vez de molestarnos por estar tan pegados, compartíamos nuestro asombro. Nos convertimos en una pequeña comunidad, emocionada de lo que estábamos viendo y disfrutando. Fue un momento espiritual, como bien sabía el maestro.