Les platico todas mis aventuras de ayer y de cómo terminó mi día escuchando jazz con el maestro Winton Marsalys, quien dará un concierto gratis en Bellas Artes y les recomiendo un poco de pan de muerto con chocolate
Ayer fue un día raro. Uno de esos en el que los eventos se va hilando y cada situación es un cúmulo de sorpresas. No fue uno de los mejores días, para ser completamente sincera, pero al final tuve mi recompensa y una enseñanza de que a pesar que uno cree que te está yendo muy mal, siempre hay algo que vale la pena. Les platico:
Resulta que ayer empezaba como un día normal, lleno de actividades y traslados kilométricos en la Ciudad. La jornada cambió cuando pasé por Sofía a la escuela, la vi con uchos moquitos y con mucha tos, no estaba decaída, pero amenazaba con enfermarse otra vez. Le hablé al pediatra y me dijo que no me preocupara, que siguiera con la rutina, así que la llevé a la natación, que le encanta y a la salida, dando una vuelta a la derecha, me chocaron.
Un camión escolar se cruzó y mi coche quedó entre su llanta trasera y la banqueta, afortunadamente no nos pasó nada, al contrario del auto, que la defensa se enchuecó y el faro derecho se rompió por completo. Varias personas vinieron a auxiliarnos y nos ayudaron a separar el coche del camión.
Fue mi primer choque y espero el último. Para colmo mi seguro se había vencido días antes y no lo había renovado. Ley de Murphy. Así que si sus hijos les contaron ayer que chocaron contra el coche de una señora, esa soy yo.
Para hacer más de emoción mi día, mi garganta me empezó a doler, ya me había contagiado Sofía, que ahora les estoy escribiendo entre pañuelos y antigripales, por cierto.
Entre todos los infortunios del día, me paré un segundo a recapacitar y me dije: “Hoy no ha sido mi mejor día, lo bueno es que todavía no se termina”, aunque suene rara esa reflexión, tenía la esperanza de que algo iba a ocurrir que hiciera sentirme bien. Tenía la sensación de que el día iba a terminar bien, y así fue. Mi suegra nos invitó al concierto de la Jazz al Lincoln Center Orchestra con Wynton Marsalis y eso era justo lo que necesitaba (más un tequila doble por aquello del dolor de garganta) buena música y una propuesta musical que me dejó mucho que analizar.
Wynton Marsalis, el trompetista de jazz y música clásica más importatne de nuestro tiempo, además de ser considerado uno de los hombres más influyentes de los Estados Unidos, según la revista Time, por su trabajo de Embajador Internacional de la ONU por la Paz. Este Marsalis, invitó a sus amigos a tocar jazz, nada más y nada menos que el cubano Paquito D'Rivera, el español Chano Domínguez, el Colombiano Edmar Castañeda, el mexicano Antonio Sánchez, entre otros. Lo que ayer vimos fue un gran palomazo de genios de la música que se estaban divirtiendo al tocar y que buscaban momentos para tocar solos de improvisaciones extraordinarias.
Chano Dominguez compuso la obra De Cadiz a Nueva Orleans, esta música viajaba en cada nota entre la Península y el sur de Estados Unidos, mostró las semejanzas entre el jazz y el flamenco, vaya que se parecen, el flamenco un poco más al blues, pero combinados hacen un despliegue de emociones que cautivan. La unión entre el jazz y el flamenco traspasó las notas para convertirse en baile, de pronto Daniel Navarro un bailaor de flamenco se movía la ritmo de los saxofones y el piano, para hacer una improvisación de baile junto con Jared Grimes, bailador de tap. El flamenco y el tap, se volvieron uno, un mismo ritmo, un mismo zapateado con estilos y culturas diferentes.
Me encantó el análisis. De culturas tan diferentes hay elementos que se entrecruzan, las igualdades culturales dejan ver las mismas necesidades de expresarse de todos los seres humanos. Jazz y Flamenco, se entrecruzan.
La mezcla de culturas siguió. Pudimos escuchar La Llorona, en una versión de jazz, y lo mejor, fue cuando tocaron El Sinaloense, una canción de tambora, con puros instrumentos de aliento, y haciendo alusión a la similitud de la música del norte de nuestro país, con la música del festival de Nueva Orleans.
La música para mi es un momento de confort, ayer fue un momento de sanación ¿a ustedes les ha pasado algo así? Que cuando quieres que el día termine, por todas las situaciones de estrés que has vivido, de pronto hay un momento de alivio. ¿para ustedes cuál es ese momento de alivio?
Ayer, antes de dormir, me acosté pensando que no había sido tan malo mi día. Sofía ya esta mejor con las medicinas que le di, el costo de reparación del coche, no será tanto como me lo esperaba y lo más importante es que todos estábamos bien. Me dormí para empezar otro buen día.
Para los papás: Les recomiendo que vayan hoy a las 20:00 hrs. En la explanada de Bellas Artes, donde tocarán estos gigantes de la música. El concierto es gratuito y ¡vale mucho la pena!
Para los niños: Empiezan los preparativos para día de muertos, ya les contaré en otro post cómo festejamos este en familia, por lo pronto sigamos con la tradición y compren una calaberita y un pan de muerto, hagan chocolate y disfruten la merienda con sus niños, mientras les platican de este día tan importante en nuestra cutura. A poco no se antoja?
Más información:
Concierto de jazz: Celebremos América
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Concierto de jazz: Celebremos América
Hay días así. Qué bueno que el choque no fue grave... y a pesar de todas las emociones, la gripa y el seguro vencido... tuviste un final feliz en el concierto. Gracias por el tip de la presentación gratuita hoy, ¡trataré de ir! Besos.
ResponderEliminarQue bueno que no pasó a mayores, me gustaría saber cual fue la reacción de Sofía ante un choque, que es lo que vivió, que dijo, porque es muy importante saber si este tipo de "primeras" experiencias deja marcados a los niños. Por ejemplo: la primera vez que vi un avión de acrobacias no se me va a olvidar, pero tampoco se me va a olvidar la ves que mi maestra de primaria me quito mi tríptico de la exposición de los aviones acróbatas.
ResponderEliminarQuién no tiene un recuerdo del temblor del '85?, creo que es interesante cómo cada flor, cada nube, cada caída y golpe se van marcando en nuestras vidas, a veces superficialmente y muchas otras hasta los huesos. Saludos!
Cynthia, gracias por escribir, sí no fue grave el cohque y lo importante es que todo terminó bien. Espero hayas podido ir a Bellas Artes!! Besos de regreso!
ResponderEliminarPablo,
ResponderEliminarGracias por escribir, fíjate que estuvo muy interesante lo del choque y Sofía. Antes de ir a la natación, Sofía no quería ponerse el cinturón de seguridad, le dije que no podíamos movernos en el auto si no se abrochaba el cinturón, al final se lo abrochó y le expliqué que era importante por si pasaba un choque. Me preguntó que qué era un choque, se lo expliqué y momentos después chocamos. Sofía no se asustó, tal vez porque mi reacción fue calmada. Ella estaba comiendo un conejito de chocolate que tanto le gustán y le dije que disfrutara su chocolate, que no había de qué preocuparse. Traté de irme rápido de ahí para evitar que Sofía se preocupara y traté de estar lo más calmada posible por lo mismo.
Ella sintió la vibra, porque siguió comiendo su chocolate y después se durmió.
En casa de los abuelos, le contó a su abuela que habíamos chocado y que por eso es importante traer el cinturón puesto.
Ese fue su recuerdo, un aprendizaje.
Saludos!
Lamento lo del choque, y me alegro profundamente que esten bien.
ResponderEliminarEso de la música que bien suena, me puedo imagina que eso estuvo formidable y lo que le sigue. Mucho de lo que relatas me resulta familiar, Chano Dominguez, Paquito D´Rivera, el falmenco que es una de mis pasiones, el zapateado que algún día lo haré, aprender a bailar flamenco es uno de mis pendientes, bueno aquí recordando y enterandome a destiempo de ese superconcierto, hoy no tuve internet todo el día, apenitas. Sabes uno de los mejores conciertos a los que he asistido fue en la plaza de Santo Domingo con el gran maestro de flamenco Enrique Morente, la noche , el centro que lo amo, y aquella música...
Me alegra que el espíritu de esa música, haya pasado al plano de lo solucionable aquel desagradable incidente.
Les mando saludos a ti y a Sofi!!!
Karla, gracias por escribir. El flamenco es maravilloso, se ve que bailarlo es entrar a otro nivel personal y sentimental con el cuerpo.Como algunos bailaores dicen, es una plática con el alma. Me imagino la plaza de Santo Domingo de noche y el baile, buena experiencia la que narras. Espero pronto se te cumpla el bailar!!
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!
Cada experiencia nos deja un gran aprendezaje y en esta ocacion que NO paso a mayores tu pequeña aprendio de la importancia de ponerse el cinturon; y darle una amplia explicacion a su abuelita,me hiciste recordar de cuando tus abuelitos me compraban mis conejitos de chocolate en una tienda muy grande llamada "LA CUBANA",sabes? desde entonces me encantan hasta la fecha los conejos,un beso para todos.
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