El viernes pasado Sofía y yo nos subimos al Turibus. Fue la primera vez que disfrutamos de estos camiones rojos que se pasean por la Ciudad.
Fuimos con varios compañeros del kinder. Fue muy divertido ver que todas las mamás le explicábamos a nuestros hij@s cada esquina de la Ciudad. Nuest@s pequeñ@s se entusiasmaban en cada calle y reconocían su vida en su Ciudad: “Por aquí viven los abuelos” decía una compañerita de Sofía. Cuando llegamos a la escultura de Remedios Varo que está sobre Reforma, justo enfrente de la plaza Reforma 222, mi hija gritó emocionada: “Aquí fue donde patinamos el otro día”. Mi pequeña ya tiene recuerdos propios de su Distrito Federal.
Fuimos con varios compañeros del kinder. Fue muy divertido ver que todas las mamás le explicábamos a nuestros hij@s cada esquina de la Ciudad. Nuest@s pequeñ@s se entusiasmaban en cada calle y reconocían su vida en su Ciudad: “Por aquí viven los abuelos” decía una compañerita de Sofía. Cuando llegamos a la escultura de Remedios Varo que está sobre Reforma, justo enfrente de la plaza Reforma 222, mi hija gritó emocionada: “Aquí fue donde patinamos el otro día”. Mi pequeña ya tiene recuerdos propios de su Distrito Federal.
El Turibus está muy bien. Tiene servicio de audífonos que te van dando información de los puntos más importantes de la Ciudad. Algunos audífonos ya no funcionan, hay que buscar los asientos que se pueden escuchar. Lo bueno es que en el recorrido del Centro Histórico toda la información la dan en altavoz, así que nadie se pierde de ningún detalle.
Me gustó recibir datos de cultura general sobre mi Ciudad y compartirla con mi hija. Me sentí como turista en mi propio hogar y saber datos como que el Palacio de Bellas Artes se inauguró hasta la mitad de los años treinta; es una información que me ayudó a ver en perspectiva dónde vivo con mi hija. Cuando escuché ese dato me quedé pensando: “wow, realmente el Palacio de Bellas Artes es contemporáneo con un recuerdo de la arquitectura art decó del positivismo porfiriano. Claro! Por eso el contraste entre los murales postrevolucionarios y los mármoles europeos del siglo XIX...” seguía en esa reflexión histórica cuando Sofía me regresó a la realidad: “mamá, quiero ir ahí, donde están los angelitos” -”sí mi amor, se llama Bellas Artes, claro que vamos a ir, esta bien bonito”. Las dos reconocimos este gran edificio de diferentes formas.
Me gustó recibir datos de cultura general sobre mi Ciudad y compartirla con mi hija. Me sentí como turista en mi propio hogar y saber datos como que el Palacio de Bellas Artes se inauguró hasta la mitad de los años treinta; es una información que me ayudó a ver en perspectiva dónde vivo con mi hija. Cuando escuché ese dato me quedé pensando: “wow, realmente el Palacio de Bellas Artes es contemporáneo con un recuerdo de la arquitectura art decó del positivismo porfiriano. Claro! Por eso el contraste entre los murales postrevolucionarios y los mármoles europeos del siglo XIX...” seguía en esa reflexión histórica cuando Sofía me regresó a la realidad: “mamá, quiero ir ahí, donde están los angelitos” -”sí mi amor, se llama Bellas Artes, claro que vamos a ir, esta bien bonito”. Las dos reconocimos este gran edificio de diferentes formas.
Lo que más me gustó del Turibus fue ver las ventanas de la Ciudad. Nos sentamos en la parte de arriba y fue ver desde otro punto de vista las calles que vemos a diario. Reforma desde lo alto es más bella que de costumbre. El zócalo, este espacio de la Ciudad que es necesario caminarlo para entenderlo, desde lo alto toma otra forma: un espacio repleto de palacios que cuentan historias. Las ventanas, las maravillosas ventanas del Centro Histórico. Las ventanas de la calle de Tacuba. Cada una tiene balcones, antes eran para las antiguas doncellas que se asomaban a esperar a sus caballeros románticos; ahora se asoman anuncios que ofrecen varios servicios para la gente que pasa, que vive y que se nutre de la Ciudad.
Nunca había andado por el Centro desde lo alto, donde los edificios lucen con orgullo su antigua arquitectura. La Ciudad de los palacios recobra su nombre a solo unos metros de distancia. Ahora la que estaba como niña chiquita era yo, emocionada tomando fotos de un lado y del otro, disfrutando esta perspectiva que ni siquiera me imaginaba que existía.
Sofía se emocionaba de ver a la gente que pasaba abajo de nosotros y yo me emocionaba de ver las calles desde lo alto. Ella veía hacía abajo, yo veía hacia arriba, pero las dos compartíamos lo que nos gustaba.
Nunca había andado por el Centro desde lo alto, donde los edificios lucen con orgullo su antigua arquitectura. La Ciudad de los palacios recobra su nombre a solo unos metros de distancia. Ahora la que estaba como niña chiquita era yo, emocionada tomando fotos de un lado y del otro, disfrutando esta perspectiva que ni siquiera me imaginaba que existía.
Sofía se emocionaba de ver a la gente que pasaba abajo de nosotros y yo me emocionaba de ver las calles desde lo alto. Ella veía hacía abajo, yo veía hacia arriba, pero las dos compartíamos lo que nos gustaba.
Así disfrutamos el Turibus. Llegamos hasta la Plaza Manuel Tolsá, esa fue nuestra parada para entrar al Palacio de Minería y visitar la Feria del Libro ¡les cuento el jueves cómo nos fue!.
¿ustedes ya se subieron al Turibus? ¿qué recorrido hicieron? ¿cómo les fue?
Si no se han subido, se los recomiendo bastante. Es un excelente recorrido, tus hijos se van a divertir mientras conocen más de su Ciudad.
Les recomiendo varias cosas para que su recorrido sea más placentero todavía:
Les recomiendo varias cosas para que su recorrido sea más placentero todavía:
- Llevar gorra y lentes de sol
- Llevar bloqueador para los niños
- Llevar agua y jugos
- Llevar lunch
- Estén pendientes de algunas ramas de los árboles. En algunas partes del recorrido, si están en la parte de arriba, deben bajar la cabeza para pasar entre los árboles de la Ciudad. Los pequeños se divirtieron de lo lindo con esta parte del recorrido.
Para los papás: Al final, les recomiendo una cervecita, donde hayan terminado el recorrido. Después del sol y el paseo por la Ciudad, les va a caer maravilloso, se los garantizo. Yo me la tomé en la barra del Sanborns de los Azulejos y estuvo riquísimo.
Para ver más fotos de nuestro recorrido por el Turibus, da clic aquí
Más información: http://www.turibus.com.mx/
Me encanta el amor que transmites por esta hermosa ciudad, yo creo que esto es fundamental para que nuestros hijos aprendan a amarla también, en todo su caos y esplendor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario Gaby. Estoy de acuerdo contigo. Nuestros hijos deben aprender a querer su Ciudad, donde viven. Es una extensión de su hogar. Un abrazo!
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