El dos de noviembre es una fecha que
en particular me fascina. La Ciudad se llena de colores, flores y
olor a copal. Debo decir que cada año que pasa, me sigue
maravillando el misticismo del Día de Muertos, pero este año lo
estoy disfrutando al máximo con mi hija.
Resulta que la semana pasada nos
dedicamos a poner la ofrenda en casa. Nos faltaban las flores de
cempasuchil y las calaveritas de azúcar, así que fuimos al mercado.
Este año tocó el mercado de Medellin, en la Colonia Roma. Entramos
al mercado y en cuanto olimos el copal y las flores de cempasúchil
entramos a otra dimensión. Sofía estaba maravillada con la
cantidad de colores que tenía cada calaverita de azúcar y le gustó
más cuando la probó. Déjenme les cuento, que nunca había visto
desaparecer una calaverita a tal velocidad.
Cuando llegamos a las flores, Sofía
escogió el paquete completo, que constaba de: la docena, más la
bolsa de pétalos, más la maceta de flores de cempasúchil. Después
llegamos a las flores de terciopelo y fue otro tanto más.
Después me quedé pensando en cómo
percibía mi hija toda esta festividad, con calaveras de colores,
catrinas de varias versiones, ataúdes como juguetes. Me dio gusto
verla disfrutar tanto de su cultura. Mientras la veía pasearse por
los pasillos del mercado, me di cuenta que ya teníamos todo listo,
solo faltaba el pan de muerto, así que fuimos a la pastelería Suiza,
una panadería ya tradicional en la Colonia Condesa, justo enfrente
del parque España. Era impresionante cómo entraba y entraba gente
para llevarse su pan de muerto relleno con nata.
Llegamos a casa, pusimos las flores en
la ofrenda, junto con las calaveritas de azúcar y una rebanada de
pan de muerto. Cuando terminamos, Sofía decidió que cenaría pan de
muerto, así que preparé chocolate caliente y nos sentamos a cenar.
Mientras disfrutábamos de cada bocado, platicamos de cada foto que
estaba en el altar. Le conté de mi abuela, del abuelo de su papá y
de mi abuelo. Ella recordó a su gatito y le puso un juguetito. Fue
un buen momento de recordar a nuestros seres queridos, mientras
festejábamos la vida con un pan sopeado en chocolate.
Ustedes, ¿Cómo celebran el Día de Muertos? ¿Cómo lo disfrutan con sus hijos?
En la Ciudad hay un sin fin de
opciones por disfrutar, desde la festividad en el Zócalo, pasando
por la tradicional ofrenda en el Anahuacalli o en el Museo DoloresOlmedo. Para los niños, les recomiendo La Feria de las Calacas
que organiza Alas y Raíces en el Centro Nacional de las Artes, habrá
música, teatro y mucha fiesta.
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