Todo empezó con un poco de tos. En ese
momento debí escuchar el consejo de abuela: “los niños se
enferman en dos minutos, hay que darle algo para su garganta”. No
escuché y me confié, como en veces pasadas, que la tos se va. Debo
confesar que no me gusta darle medicamentos de un momento a otro, soy
más de esperar a ver cómo evoluciona el cuerpo.
En fin, que se enfermó. La tos, se
volvió gripa, la gripa se volvió fiebre, la fiebre se volvió ir al
Doctor. La resolución fue una gripa enorme y una semana de reposo.
Aquí es donde comienza la aventura:
Estar una semana en casa ha sido un
trabajo de sobrevivencia. Sofía y yo estamos muy acostumbradas a ser
“pata de perro”: vamos al parque, o al museo, o al cine, o a la
clase de ballet, o a la natación. Más en esta edad de Sofía que
todo quiere ver y conocer. Aún cuando está enferma, se quiere
levantar de la cama a dibujar y a jugar. Los primeros dos días
fueron de ajustarnos; estar en cama cuidando que no le subiera la
temperatura y estar al pendiente de sus medicinas. Después, cuando
Sofía se sentía un poco mejor, ya quería hacer otras cosas, así
que se me ocurrió: si no podíamos disfrutar de la Ciudad, la Ciudad
entraría a la casa.
Como les platiqué el martes, Sofía
quedó fascinada con los alebrijes. Nos pusimos a investigar cómo se
hacen y nos la pasamos toda una tarde recortando tiras de periódico
para hacer papel maché, hoy en la tarde haremos la pasta para
nuestro primer alebrije casero. Para la comida, a Sofía le encanta
el spaghetti de tres quesos de El Diez, así que preparamos un
spaghetti y le dimos nuestra versión de la salsa de tres quesos.
Para la tarde, hicimos un maratón de cine con los éxitos de Pixar,
con todo y palomitas caseras.
Esta aventura todavía no termina.
Mañana seguirá en reposo, así que podemos hacer otras actividades
para pasarla bien. Como una serie de dibujos y hacer una exposición
en casa, ahora que lo escribo se me ocurre que el nombre de la
exposición sea: Los colores de Sofía, en el Museo Mi Casa. Ya les
contaré qué tal sale la exposición :).
La enseñanza que me deja esta
experiencia (¡además de hacerle caso a la abuela!...¡no siempre
los hijos son 4x4!) es que estos días me he reafirmado como mamá. A
veces, por estar tan ocupada viendo si llegamos tarde a la escuela o
cuánto tránsito hay en la Ciudad, se me olvida el pequeño detalle
del por qué estoy haciendo todo: Porque soy mamá. En estos días me
di cuenta que sí, definitivamente me gusta ser mamá. Ayer, mientras
cenábamos un chocolate caliente, le pregunté a Sofía si le caía
bien, me contestó que sí, que era muy cariñosa. Después ella me
preguntó lo mismo, le dije que sí, que me divertía mucho con ella.
En estos cinco días descubrí que me
gusta ser mamá, que mi hija me cae muy bien y que yo le caigo bien a
mi hija. Tal vez son preguntas muy simples y al parecer muy obvias,
pero a veces hace falta reafirmarlas y confirmarlas ¿no creen?
Ustedes, ¿cómo sobreviven cuando sus
hijos se enferman?
¡Se me antojo estar enfermo y que me cuiden!
ResponderEliminarCuando uno se enferma, le pone poca atención al cuerpo... Cuando los hijos se enferman, sucede lo opuesto. Qué gran momento para reafirmar el amor por nuestros hijos. Qué gran momento para reafirmar el amor propio ;)
Hace unos dias también comenzó a rondar la gripa y la tos por la casa, pensé noooo! y a la vez pensé ahora me relajaré, pues siempre me angustia cuando se enferman mis hijas. Claro, en esta ocasión no estuvo tan intensa, pero creo que me ayuda mucho primero relajarme y no angustiarme de más, atender los síntomas y dejar que se vayan
ResponderEliminarSaludos a Sofía y a ti, por estos días de reafirmar el gusto de estar juntas :)