11.11.19

Una noche de encuentro


El sábado fuimos al paseo nocturno Celebrando la Eternidad en la primera sección del Bosque de Chapultepec. Fue una experiencia llena de emociones.


Primero, hicimos una fila de casi una hora para poder entrar. Para Sofía fue una inmersión a la cultura de la ciudad de méxico; los sonidos de “vara, vara”, la vendimia de palomitas, papitas, refrescos, decorados de día de muertos, en fin, era una verbena. También aprovechamos el momento para platicar: cómo iba en su escuela, qué tal sus compañeros y compañeras, cómo le va en la vida. Terminamos cantando “Welcome to de Jungle” de Guns and Roses. Sí estábamos en la jungla de asfalto, más que divertidas. Lo bueno es que a Fermín, a su papá y a mi suegra, los dejaron entrar antes por ser bebé, acompañante y de la tercera edad; así que nos esperaron sentados y ellos también disfrutaron la espera en Chapultepec.

Entramos al paseo nocturno. La iluminación y las decoraciones eran bastante interesantes. Me gustó mucho caminar en Chapultepec de noche. Hace años que no iba. Fermín estaba atento a todo lo que veía; un Xoloitzcuincle, las calaveras garbanceras o catrinas, la música, incluso las lloronas que se aparecían sobre el lago.



 El final del recorrido era una mega ofrenda en el lago de Chapultepec, donde cantaba un maricahi en vivo y pasaban fotos de diferentes personas que habían fallecido. La dinámica es que días antes, podías entrar a la página de internet del paseo nocturno y subir la foto de tu familiar, llegando al recorrido dabas un código y así aparecía la foto de tu familiar en la mega ofrenda. Me conmoví mucho al ver las fotos: abuelos, tíos, niños, amigas, mamás, papás, abuelas, bebés; en fin, ahí estaba el familiar de alguien, ahí le cantaban los mariachis una última canción por ésta noche. Fue como compartir un momento íntimo todos juntos.

Me gustó mucho la idea, la disfruté bastante con mi familia, pero me quedé con ganas de más. Espero que el próximo año la vuelvan a hacer, con más ofrendas, más actividades, más todo; porque la experiencia es maravillosa y da para más.

Mientras tanto, regresamos al mundo de los vivos, con nuestros seres queridos en el corazón, recordando que tuvimos una noche de encuentro en el Lago de Chapultepec.

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