Este año lo empecé embrazada. Tres meses exactos el final
del 2017 y el inicio del 2018. El año viejo me dejó varios regalos: publiqué mi
primer libro, empecé mi maestría que hace tiempo había querido, Sofía cumplió 10 años maravillosos. Nuestras
pláticas y experiencias están tomando un sentido diferente y divertido. Los
diez años que se abren al mundo. Y el regalo de vida, de dar vida, de compartir
vida. Sofía será hermana y la emoción no se le acaba.
Este año lo empecé embarazada y ya se me habían olvidado
varias cosas que ahora vuelvo a vivir como primeriza: el sueño, los mareos,
pero también los antojos, la panza maravillosa que crece y que Sofía la acaricia
saludando al nuevo o nueva miembro de la familia.
También se me había olvidado aquello del brindis sin alcohol.
El año nuevo Sofía y yo lo disfrutamos con jugo de manzana espumoso, la
Champaña para niños, como le llama mi hija. Un nuevo sabor para mí. Y ahora que
estamos vacacionando en la playa; el agua de coco, las piñadas y las limonadas
son mis mejores amigas. Aquello de la cervecita playera lo empiezo a extrañar,
me puse a investigar que la cerveza es buena en el embarazo por el ácido
fólico, pero mejor sin alcohol, claro, mucho mejor. Mi investigación siguió
hasta encontrar notas por internet que Corona y Sol tenía su propia versión sin
alcohol. Vaya tecnología que hace diez años no existía, pensé. Fue un respiro
encontrar esa información, pero la he buscado y buscado y nada. Las horchatas y
el agua de tamarindo se han sumado a la variedad de bebidas en la costa.
Si la ven, avísenme :) :) |
Así que si alguien sabe dónde encontrar cervezas sin
alcohol, se los agradeceré. Que muero por una chelada bien fría viendo el mar.
Por lo pronto, vivan los jugos, las aguas y las malteadas; y sobre todo esta
nueva experiencia de vida que comparto con mi hija.
Ahora PapásDF se expande y multiplica. La felicidad me
sobrepasa.
Feliz año.
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