Eran las 11 de la
noche después de un día que empezó a las seis de la mañana y que
no paró hasta las 11, hora que nos encontrábamos mi esposo y yo
después de dormir a la hija, cenar y suspirar sólo de recordar la
jornada.
Era momento de un
whisky. En las noches, después de todas las actividades del día, me
sirve mucho una copa de vino, un whisky con agua mineral o un té de
jazmín. Depende el día, el humor y la cantidad de cansancio. Ayer
era un buen momento para un Ballantine´s con agua mineral y mucho
hielo. El calor estaba insoportable.
En vez del ritual de
ver alguna película en la tele, mi esposo y yo nos pusimos a
escuchar música y recordar nuestro propia banda sonora. Pasamos
desde Meat Loaf, The Cure, Charly García, Journey, Pink Floyd.
Platicamos y platicamos, de todo y nada, sólo el pensamiento que nos
diera la canción.
Me gusta terminar el
día así. Me hace sentir que todo valió la pena. Relajada en un
momento de reír de cualquier cosa, recordar y volver a encontrarme
conmigo y con mi pareja. Me encuentro con la Diana que corre por la
ciudad con la hija para llegar a las clases de ballet y de natación,
pero que también le gusta el rock, eso me hace sentir bien.
Recordarme.
Con una noche de
buena plática, música y descanso. Hoy tengo las energías para
seguir con el resto de la semana.
¿Tú cómo terminas
tu día?
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