3.5.12

Una Fiesta Interminable



Les cuento cómo nos fue en el Centro Nacional de las Artes y cómo terminamos bailando cual gitanos.

Desde que llegamos se sentía la buena vibra. Había mucha gente por todos lados, pero aún así se sentía bien. Incluso, no sé por qué pero así fue, me dieron ganas de llorar de ver a tanta gente, tantos niños, tantas familias. Habíamos entrado a la fiesta interminable.

Lo que me sigue pareciendo interesante de esta fiesta es que Alas y Raíces trabaja para crear un ambiente de fantasía que por más que uno lo evite, te remite a un espíritu artístico. Había más de 20 carpas, cada una con una exploración diferente. Había varios escenarios, así que mientras caminabas por el Centro Nacional de las Artes, te podías topar con un circo, o con un concierto o con una obra de teatro. Así de normal y de simple, varias disciplinas artísticas, todas para niños y muy divertidas para los papás ¿qué más se puede pedir?

Nosotras ya llegamos tarde, como a las 18 hrs. Mi hija llegó con sus abuelos, que la llevaron a clase de ballet, yo llegaba del Museo del Juguete, que estuvimos imprimiendo playeras con varios niños y niñas, así que nos quedamos de ver ahí, en la Fiesta Interminable. Cuando me los encontré ya estaban formados para entrar a una instalación que tenía sombrillas con agujeros por todos lados. El tiempo de espera era de 30 minutos, traté de persuadir a mi pequeña para que fuéramos a ver otra cosa, pero ya saben qué pasa cuando se les mete algo a la cabeza...nos quedamos los treinta minutos y valió la pena. En primera por ver cómo los niños convivían en la fila. Sin conocerse empezaron a platicar, a hacer bromas, a contar hasta el cien y a reírse a carcajadas. Me pareció muy curioso que los papás estábamos más desesperados que los pequeños.
 Pasaron los treinta minutos y entraron a la instalación. Fue algo muy impactante para mi que solo los niños podían entrar, los papás se tenían que quedar afuera de toda la actividad. Podíamos estar en contacto con nuestros hijos y verlos desde afuera, pero no ser parte de la obra. Lo primero que se me vino a la mente fue “uff, espero que se porte bien y no agarre nada” después me quedé pensando que era una obra de arte pensada para los niños, pensada para que mi hija la explorara, vaya aprendizaje, así que la vi y la gocé desde afuera. El objetivo de esta obra era explorar la luz y sus formas, sus sombras. Los niños experimentaban varias figuras, estelas, colores e incluso movimientos de la luz.

La instalación eran cuatro pabellones, uno donde estaban las sombrillas y se alcanzaba a ver los hilos de luz que pasaban entre ellas, el otro eran una especie de espejos con hoyos donde los niños se movían como creían que viajaba la luz, otro era una proyector de cuerpos opacos donde proyectaban la sombra de plantas y otras figuras. Al final dibujaban lo que habían aprendido.

Todas las mamás haciendo lo propio: tomándole fotos a los peques!!



Sofía salió muy emocionada, de hecho ahora juega a las sombras. A mi me encantó ver la cara de maravillada de mi hija. ¡Que tenga más momentos de asombro como este!

Como ya estaba oscureciendo y unas gotitas de lluvia amenazaban su llegada, empezamos a despedirnos del lugar. Cuando llegamos al escenario principal se escuchaba una música estilo Kusturica, fue inevitable empezar a bailar. Sofía, sus abuelos y yo empezamos un baile de gitanos en medio del Centro Nacional de las Artes y en ese momento no fue raro porque cuando me di cuenta, todos estaban bailando: papás, mamás, abuelos, tíos, niños, niñas. Todos estábamos en el after de la fiesta. Me encantó la música que sonaba, era Polka Madre, sin conocerlos bailamos y bailamos.

Al final parecía la conclusión de cualquier festival de música: Vive Latino, Coachella, Corona Capital, etc. Era la misma vibra de alegría y catarsis. El pequeño detalle que cambiaba es que el público estaba lleno de niños y niñas que habían vivido momentos estéticos, llenos de diversión.

Muchas gracias Alas y Raíces por esta fiesta interminable, la “fiesta para los niños y las niñas” como le dice mi hija. Que haya más fiestas así y ¡más veces al año!

Les recomiendo la página de Alas yRaíces, a mi hija y a mi nos encanta visitarla por todas las actividades que tiene.

Para los papás: Un poco de Polka Madre para seguir bailando

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