Recuerdo la alegría que sentía cuando olía la loción de mi abuelo cada vez que llegaba a la reunión familiar para repartirnos frutsis y galletas María. Estos últimos días he recordado muchos momentos de mi infancia con mi abuelo. No fue una relación estrecha, pero los recuerdos que tengo con muy valiosos. Ahora mi abuelo está en el hospital. A sus 84 años ya está cansado. Se está despidiendo lentamente y me da la oportunidad de acordarme de aquellos momentos con él.
Hace unos días, mientras me acordaba de los poemas que recitaba mi abuelo al final de la comida familiar. Con su tono yucateco y su porte bohemio. Pensaba en lo que significa para Sofía tener a sus abuelos cerca, en la importancia de sus abuelos en su vida. Con sus abuelos descubre otra forma de ver el mundo, donde el tiempo no va tan rápido como estamos acostumbrados los padres de hoy. Por otro lado, sus abuelos descubren otra forma de educar, donde la responsabilidad no es un impedimento para disfrutar la infancia de su nieta. Hasta ahora que soy mamá, comprendo la importancia de los abuelos en el crecimiento de mi hija. Por eso, antes eran los viejos sabios. Ahora lo entiendo.
Con esta despedida de mi abuelo, estoy viviendo varios sentimientos que mi hija interpreta. Esta relación me esta gustando mucho, porque se da cuenta que su mamá también siente y juntas vamos experimentando el comunicar nuestras emociones. El día que internaron a mi abuelo en el hospital, antes que me avisaran lo que había pasado, Sofía y yo íbamos en el coche bailando y cantando como acostumbramos. Las dos nos movíamos sin parar. Era un momento maravilloso, donde Sofía veía a su mamá contenta y en el que yo veía a mi hija contenta. Horas después estaría preocupada por la noticia de mi abuelo en el hospital, Sofía me vio preocupada y me preguntó si estaba triste. Le dije que sí, le expliqué que su bisabuelito no se había sentido bien y estaba en el hospital. Sofía comprendió ese sentimiento y nos abrazamos un buen rato.
Los sentimientos en una despedida como esta son muy complejos, no los logro descifrar. Por un momento son de ternura por los recuerdos, en otro momento son de tristeza por que se va, en otro momento son de alegría porque la familia esta unida, en otro momento son de cansancio por la espera de ver si va a mejorar o no. Es curioso que la expresión de estos sentimientos, me lo enseñó Sofía. Ella nombra lo que siente, lo dice, lo afirma y luego me pregunta qué siento yo. Estoy convencida que nuestros hijos tienen mucho que enseñarnos. Mi hija me esta enseñando a nombrar lo que siento, que maravilla.
Nombremos lo que sentimos, es un ejercicio muy valioso para la comunicación en las relaciones personales. Esto también se aprende desde niños, por eso les recomiendo la obra de teatro Onomatopeyas que se presenta en el Teatro Casa de la Paz. Esta obra cuenta la historia de “Glu” y “E” que en sus primeros pasos sienten miedo, inseguridad, enojo, tristeza, pero también alegría y felicidad. Los primeros pasos les llevan a conocer sus sentimientos. Les recomiendo mucho esta obra que se presenta los sábados y domingos a las 13 hrs.
Más información:
Teatro Casa de la Paz. Cozumel 33 Col. Roma
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