24.6.10

Escucho las calles.

Les cuento qué me pasó en medio del tránsito de la Ciudad y les recomiendo una caminata para el fin de semana.

Hace un par de días, manejaba por la Ciudad de México, estaba sobre Reforma, a la altura del Ángel, eran las 4 de la tarde y la luz del sol era naranja con difuminados de grises, esa luz en especial me gusta mucho, es una luz típica de la ciudad, por eso la recuerdo tan bien.

Sofía, mi hija, se durmió en el camino y yo estaba atorada en el tránsito de la tarde, mientras pensaba en tantas cosas prácticas por hacer en la semana: “tengo que hacer el súper, que no se me olvide la cortina para el baño que debo comprar, ah! también pagar el gas, ¿qué haré para cenar?”; el aparato mp3 tocaba diversas canciones y mi mente no ponía atención en lo que estaba alrededor, solo en la luz del sol y en mis pensamientos fugaces. Seguía el alto. Entonces se escuchó una canción que no conocía, me gustó mucho, fue como un calmante a mis pensamientos y mis prisas de ciudad. Salí de mi mente y me percaté de la gente que estaba sentada en el camellón de Reforma: Una mujer tomando café y fumando un cigarro viendo pasar a los coches, una pareja de adolescentes sentados en una banca porfiriana unidos en un abrazo sin tiempo, una mamá caminando con su carriola, algunos hombres y mujeres regresando a sus oficinas después de su hora de comida. El semáforo cambió al siga, y el camino fue diferente; en medio de mi rutina semanal, me di un rato para disfrutar la ciudad.

Las calles tan quietas, me invitaron a caminar, como hace varios años, cuando todavía había peseros en Insurgentes; recuerdo que estaba a la altura de Barranca del Muerto y me fui caminando hasta topar con Reforma; lo que empezó en un caminar mientras pasaba un transporte público, se convirtió en una experiencia liberadora y divertida; ver las tiendas y la gente pasar mientras uno camina y camina sin más. En esta ocasión no podía darme ese lujo, debía llegar a casa y seguir con mi rutina de la semana, además de que Sofía estaba dormida. Lo que sí hice fue guardar esos momentos en fotos de la ciudad, recordar donde lo cotidiano se volvió un momento personal. Sentí como si me quitaran una venda de los ojos y al ver fuera de mi, reconociera la riqueza del lugar donde vivo. En medio del caos encontré una luz.

Por eso para este fin de semana se me antojó solo salir a caminar, a encontrar rincones especiales de la ciudad, sin ninguna otra intención más que reconocer las calles por donde paso diario. Disfrutar un rato de mañana o de tarde, antes de que la lluvia  difumine las calles. Salir y reconocer el barrio.



 Un incentivo para los lectores que viven en las colonias Juárez, Roma y Condesa, es la obra de teatro infantil “La Trapecista” en el Teatro Casa de la Paz, que se presenta los sábados y domingos a las 13hrs; si llegan caminando, tienen un 50% de descuento. Me gusta esta iniciativa de promover la caminata por la ciudad.

A ustedes queridos amigos, ¿por dónde les gusta caminar en el D.F.?

Para los papás: Les recomiendo la canción Last Night de Moby, esta canción fue la que escuché en mi coche esa tarde. Me gusta mucho, espero que a ustedes también, es una pieza que me invita a caminar y a reflexionar. ¿Con qué canción les gustaría andar por la ciudad? 

Más información:
Teatro Casa La Paz: Cozumel 33, Colonia Roma Metro Sevilla


1 comentario:

  1. escucharía, I just don't know what to do with myself de The White Stripes

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