10.10.19

The Cure y Sofía: un ritual de iniciación

Fue el primer concierto de rock de mi hija. Qué mejor manera de hacer oficial la entrada de la adolescencia que con el concierto de The Cure. Su ritual de iniciación. Fuimos sus tíos, su papá y yo acompañándola en éste descubrimiento de una nueva etapa.

Desde quedarnos de ver antes del concierto, irnos juntos, caminar alrededor del Autódromo, hacer las filas, pasar el filtro de seguridad. Dar los consejos típicos: “cuidado con la bolsa”, “aquí todos juntos”, “hay que seguir caminando”, finalmente entrar. Sentir la emoción de la gente vibrando por ver de nuevo a The Cure, 40 años de trayectoria. El Robert que escuché en mi secundaria, ahora se lo presento a mi hija, vaya vueltas de la vida.



Una vez que escogimos dónde nos íbamos a acomodar (fuimos con boleto general, para vivir toda la experiencia completa) Empezamos la famosa plática de con qué canción empezaría el concierto, Sofía sólo nos veía y sonreía emocionada, como si descubriera otra cara de sus tíos y de sus papás. Sí, también me gusta ir a conciertos y bailar y gritar; ella también soy yo, tu mamá.


Empezó el concierto. Luces, baile, canto, gritos, abrazos de emoción. Sofía no paró en todo el concierto, nadie lo hizo. Canción tras canción era compartir, vibrar, curarnos de lo que hubiera que curarnos. The Cure me ayudó a entender y aceptar que Sofía ya está en primero de secundaria, fue nuestro punto de encuentro para ésta nueva etapa.

El concierto terminó y todos estábamos con una sonrisa de oreja a oreja. Sofía no dejaba de decir que le había encantado, que las introducciones eternas le habían encantado, que era un grupo increíble. Algo descubrió la noche del martes, me queda claro. Regresamos a casa, las piernas nos dolían, el sueño nos ganaba, pero ahí seguía la energía que nos regaló The Cure.

Al otro día, descubrí a mi hija riéndose con ella misma, como cuando uno se acuerda de algo. Después de reír, repetía “qué buen concierto el de ayer”. Yo regresé a ser mamá (realmente nunca lo dejé de ser, sólo Sofía descubrió otra faceta de su mamá), ella regresó al universo de la escuela y a escuchar su música (ahora tiene más claro que Imagine Dragons, en algún momento, tuvieron que escuchar a The Cure), su papá regresó al trabajo. En la semana, todos hemos tenido una energía diferente: yo me he sentido con mucha motivación, veo a Sofía muy inspirada en hacer sus cosas y a su papá también.
La magia del concierto.

Me di cuenta que vivir un ritual de iniciación a la adolescencia de mi hija fue importante, no sólo para ella, sino para mí. Creo que yo lo necesitaba más que ella. Fue acomodar las emociones y entender que esta nueva etapa también está llena de momentos entrañables, como cuando fueron sus primeros pasos o su primer palabra o la entrada al kinder. Éste fue su primer concierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario. Saludos!