13.9.18

Mi reencuentro con una plaza comercial.

Sinceramente no soy muy fan de las plazas comerciales. Solo voy para lo que necesito comprar y nada más, pero el fin de semana pasado, fuimos mi hija, mi hijo y yo al cine en Antara, y tuvimos un momento interesante.
Llegamos directamente a la película, casi siempre le hacemos así para saltarnos los veinte minutos de anuncios. Vimos la película de “Los jóvenes Titanes” que por cierto, está divertidísima; mi hija y yo nos reíamos a carcajadas, mientras mi hijo estaba muy tranquilo en el rebozo. Estaba tan placido en su bolita de tela, que una señora se acercó y me preguntó si era un bebé de verdad el que tenía cargando. Y es que el bebé dormía tan profundo, que no se movió en ningún momento. Me encanta el rebozo. En fin, salimos del cine y en cuanto salimos, le dio hambre al bebé, así que antes de emprender camino a casa, hicimos una pausa para darle de comer. Nos quedamos un rato más en Antara.
Hace años no me sentaba en una banca de una plaza comercial. Me acordé de mis tiempos de secundaria, eran de mis primeras salidas sin papás, ni mamás. Recordé dar vueltas y vueltas por Centro Coyoacán (que no era lo mismo que El Centro de Coyoacán, donde estaba “los hippies”, como decían mis amigas). Caminábamos por la plaza sin ninguna intención más que echar relajo, ver algún chico que pasara por ahí y empezar a vivir el mundo por nosotras mismas, sin ningún adulto cerca. Esos recuerdos me llevaron a pensar en que mi hija pronto vivirá lo mismo: salir a pasear a la Plaza con sus amigas.
Así estábamos sentadas en Antara. Pensando, recordando, platicando. El tiempo se paró, no compramos nada, nos sentamos en una banca. Mientras mi hijo tomaba su leche, Sofía y yo platicamos de libros, películas y la vida. Encontré, en ese momento, un buen espacio de encuentro con mi hija.
Me reencontré con una plaza comercial. Me la pasé bien en Antara.

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