16.6.18

Chapultepec y mi papá


Recuerdo cuando jugábamos carreritas a la orilla del Lago de Chapultepec, segunda sección. La pista era de poste a poste. No eran más de 30 metros, pero yo lo veía como una pista enorme, la carrera de la vida. Yo tenía alrededor de tres, cuatro años. Son de esos primeros recuerdos que se forman en la mente. Las carreritas eran mis hermanos y yo, pero mi entrenador personal era mi papá. Recuerdo que me aconsejaba que cuando corriera pusiera mis manos completamente abiertas, con los dedos juntos, como navajas que cortan el viento, así podría ir más rápido. La cabeza siempre hacia delante y nunca voltear a ver cómo van los demás. La competencia era entre la meta y yo.
Debo admitir, muy a pesar de lo que mis hermanos recuerden, que gané un par de veces. Cuando llegaba al poste, era toda una celebración. Un logro del esfuerzo realizado, y a la vez un agradecimiento de los consejos de mi papá. Llegar a la meta era una comprobación de que mi papá tenía un pleno conocimiento de la vida. Cada cosa que decía se comprobaba como cierta.
Después crecí. El lago de Chapultepec ya no parecía tan grande como cuando tenía tres años. La distancia entre los dos postes la podía recorrer a pocos pasos sin cansarme; y mi papá se volvió cada vez más imperfecto, más humano. Tal vez eso es necesario para crecer, ver las cosas desde diferente perspectiva; empezar a crear teorías propias, conocimiento de primera mano, experimentar el mundo. Así crecí. Me hice mamá y llevé un par de veces a mi hija a Chapultepec para contarle la anécdota de las carreras.
Ahora mi papá tiene un nuevo nombre: “el abuelo”. Sigue compartiendo sus teorías sobre correr, pero sobre todo de vivir. Ahora veo que hay muchas cosas de mi papá en mi; en mi propia versión, con mis propios mecanismos, según mi propia experiencia, pero con un sello distintivo de mi padre. El abuelo, un experto en selfies familiares y todo un comunicador en los chats de whatsapp. Ahora el abuelo le enseña a mi hija a ser feliz. A mí, me deja con el aprendizaje de seguir el camino a mis propias metas, decidida, viendo de frente, como aquellas tardes, de poste a poste, junto al lago de Chapultepec.
Gracias papá.
A todos los Papás DF, les deseo un día del padre lleno de alegría con su familia. Y ya que estamos hablando de recuerdos ¿Qué momento especial recuerdan con sus hijos o con sus papás en la ciudad de México?

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