El otro día le
dejaron a mi hija investigar sobre el 8 de marzo, día de la mujer.
Le pregunté qué creía que significaba, me comentó que era un
día para conmemorar los logros de mujeres importantes. Ante esta
respuesta, quise profundizar más el tema. Le pregunté si le gustaba
ser niña, a lo que me contestó que sí, mucho. Su respuesta fue
inmediata. Le gusta ser niña, lo asume de manera feliz y plena. A
sus diez años Sofía disfruta su género. Para mí la conmemoración
del día de la mujer tiene un avance. Mi hija es una niña plena.
Después
platicamos sobre lo importante de ser libre, que implica la capacidad
de decidir y hacerse responsable de esas decisiones. El poder
decidir; a lo que mi hija, con su sabiduría de niña me preguntó,
pero eso es para hombres y mujeres ¿no mamá?. Sí, que todos y
todas podamos decidir, respetando a las demás personas. Así que
quedamos que el 8 de marzo recordamos a las mujeres y hombres que han
procurado la libertad de decidir y que podamos hacer lo que nos
gusta. También recordamos a nuestras ancestras, las mujeres que son
de nuestra familia y que nos heredaron la maravillosa experiencia de
vivir la realidad con ojos de mujer. Reconocimiento, respeto,
valoración y todos los días tener la oportunidad de ser libres en
comunidad.
Había hablado con mi hija sobre perspectiva de género, pero no se había dado la oportunidad de hablar sobre el 8 de marzo. Día que, en lo personal, me causa ruido porque el tener un día que indique un género, ya presenta una diferencia. Siento que este tema se ha manoseado mucho y polarizado todavía más. Se habla de lucha, de denuncia, de valentía; pero también habría que empezar a revalorizar esas palabras junto con libertad, respeto, otredad. La oportunidad de platicar con mi hija sobre el día de la mujer me ayudó a conciliar y entender que hay que conmemorar, hay que recordar; que es un símbolo para tener presente que existe un potencial humano tanto en hombres, como en mujeres, en lo femenino y en lo masculino. Honrar a mujeres, hombres, seres humanos, en la historia y en nuestra familia, que han sido ejemplo de libertad y respeto. Le agradezco tanto a Sofía que me ayudara a entender.
Cuando nació
Sofía me dio un poco de temor que fuera niña. Recordé por lo que
yo pasé en la adolescencia y juventud: inseguridades,
desvaloraciones, etc. Con el paso del tiempo me di cuenta que así
era como yo lo había interiorizado, porque tenía la constante
pregunta de ¿qué significa ser mujer? Ahora lo veo diferente y
platicar con mi hija de este tema y verla plena, me dice que sí hay
un futuro; es más, hay un presente para gozar ser mujer. Ahora yo
también lo disfruto tanto, que ya no quiero luchar, quiero que siga
existiendo el cambio desde una visión de respeto donde puede haber
espacio para nuevas masculinidades (que ya existen) y nuevas
feminidades (que también se están construyendo).
Es un tema
fascinante, y más con la visión de mamá de una niña. ¿ustedes
qué opinan? ¿cómo viven el género con sus hijos e hijas?
Para seguir
reflexionando quiero invitarles al evento 8M en
la Universidad de la Comunicación. A las 10 de la mañana del
jueves 8 de marzo presentaré mi libro “La caída de la Armadura”,
donde reflexiono la búsqueda de los que significa ser mujer en mi
generación. Me dará mucho gusto que me acompañen y sigamos
haciendo cambios desde el respeto y la libertad.
Universidad de la Comunicación: Zacatecas 120 Col. Roma.
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