29.3.17

De cómo no iré al concierto de Björk.

Siempre me ha parecido interesante Björk: su voz chillona y su belleza particular. Esta cantante me abrió las puertas al mundo de la música alternativa. Todavía me acuerdo que en “Debut”, su primer disco, había una etiqueta pegada en la portada de fotografía monocromático, donde estaba ella con un suéter bastante cómodo y una especie de lágrima de brillante en cada ojo. A un costado de la imagen, se encontraba sobrepuesta una etiqueta circular de color amarillo canario que decía: “Rock Alternativo”, así también en las portadas de otros grupos como James o Pixies que era nueva mercancía para México y una señal de los inicios del Tratado de Libre Comercio que acababa de firmar nuestro país con Estados Unidos de América y Canadá. La música también abría fronteras y el consumo migraba de ser “rock en tu idioma” a conocer lo que otros países producían; así nos íbamos familiarizando al “rock alternativo” como señalaba la etiqueta. 


En fin, regresemos a Björk. Fui su fan. Lo sigo siendo. Homogenic, Post, Vespertine, Biophilia; todos estos discos y muchos otros más que ha sacado han sido parte de mi banda sonora de crecimiento. El video y la canción de All is full of love fue una ruptura de paradigmas en la secundaria. Björk ha sido una ruptura de paradigmas en mi vida, hasta llorar con ella en “Dancer in the Dark” dirigida por Lars Von Trier. Ha sido acompañante sonora, muy grata y reconfortante.


El material que más me gusta es Gling-Gló, un disco que realizó junto con el Trío Guomundar Ingólfssonar en 1990. Es un álbum con puros tonos de jazz y la voz de Björk cantando en islandés. Cada vez que lo escucho me pongo de buenas, me encanta.

Cuando estaba embarazada, mi exjefe de cuando trabajaba en Imagen Radio e Ibero Radio, me regaló una colección de discos que se llama Rockabye Baby!, son versiones de cuna de grupos o artistas como The Cure, Bob Marley, Radiohead o Björk. Desde que Sofía nació, era feliz escuchando Human Behavior o All is full of love versión de cuna. 


Hoy se presenta Björk en la Ciudad de México. No podré ir al concierto por falta de dinero y de boletos agotados. El Tratado de Libre Comercio está cambiando, desmoronándose y los precios suben y los tiempos cambian. Ya no hay etiquetas que señalen “rock alternativo”. Ya no hay tiendas de discos. Mi hija ya tiene 10 años, ya no escucha canciones de cuna. Así cambia el mundo y la vida; pero a mi me sigue gustando Björk, así que decidí que hoy haré el ritual de iniciación oficial con mi hija y le presentaré las versiones originales de las canciones que escuchó por tantos años antes de dormir.


Tendremos nuestro concierto personal madre, hija con Björk.

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