2.7.12

El inicio de la cuenta.

Vengo regresando de un viaje ancestral. Curiosamente no lo tenía planeado, pero estaba en mi destino ser parte de esta experiencia.

Tihosuco es un poblado en Quintana Roo que pega con el borde de Yucatán. Está en la parte central de la selva maya, donde el poblado más cercano está a 45 minutos en automóvil.

Tihosuco: castellanización de Jo'otsuuk, la unión de los cinco caminos.

En este lugar mi esposo decidió hacer una película y una telenovela habladas completamente en maya. Así es cómo empieza la historia. Pasé tres semanas trabajando con mi marido, era su Asistente de Dirección. Pero el trabajo tomó otro sentido, día a día descubría que los mayas no son cultura del pasado, su lengua (la maya t'aan) sigue viva, sigue cambiando y evolucionando junto con su gente.

En Tihosuco encontré el amor a la lengua, el orgullo a las raíces, el volverse global para regresar y ser de la comunidad. Conocí gente maravillosa como Marco, un chavo de 22 años que viajó a Estados Unidos, tiene dos licenciaturas, una maestría y regresó a Tihosuco para enseñarle a niños y adolescentes la importancia de leer y hablar en maya. Los fines de semana hace espectáculos de clown y lucha libre hablado cien por ciento en su lengua.

Don Rufino por otro lado, de 45 años, se despertaba diario a las 5 de la mañana, que cantaba el gallo, para ir a trabajar su milpa y a las diez en punto entraba a su segundo trabajo: era guía en el Museo de Tihosuco. En sus ratos libres hacía collares y pulseras de las semillas que encontraba en su tierra.

Don Rufino y Doña Albina trabajando la Milpa
Doña Albina, esposa de Don Rufino. Una mujer orgullosa de trabajar en la milpa, lugar que le corresponde a los hombres nada más, ella se iba junto con su marido a trabajar la tierra y el resto del día organizaba con sus amigas grupos de tejedoras para seguir haciendo ipiles de colores.

Cada día de grabación era un día de enseñanzas. Todos los rituales, todas las palabras, todas las intenciones, todas las sonrisas, todas las reflexiones no fueron ficción, todo vino desde el corazón, desde el puksi'ik'al.

Todas las tardes platicábamos con Hilario, académico de renombre en la comunidad maya y actor principal en la película. Nos hablaba sobre la situación de los nuevos mayas, de cómo se estaban perdiendo las tradiciones pero había otra ola de jóvenes que estaban retomando su cultura. Hilario también es papá y era maravilloso ver cómo le hablaba a su hija de 2 años en maya. Todo lo que hacía era para que su hija siguiera con las tradiciones.

Me siento muy orgullosa de haber estado en este proyecto, de haber participado en estas reflexiones y sobre todo de haber llevado a nuestra hija a la milpa. Que Sofía conozca Tihosuco, que duerma en hamaca, que reconozca el maíz, que se bañe en un cenote y que conozca cómo viven otros niños mexicanos, que respete la otredad.
Mi hija y su papá en la milpa antes de grabar
El futuro es la interculturalidad.

Me doy cuenta que el 21 de diciembre del 2012, no es el final de la cuenta y mucho menos el fin del mundo. Es solo el inicio de una nueva era. Es solo el inicio para los nuevos mayas. Es solo el inicio para una revolución del pensamiento humano, ti tuukul wiinik.
En camino a la oficina
Extraño Tihosuco, extraño a mis amigos, extraño a doña Albina, extraño mi camino a la oficina con cigarras y estrellas. Regreso a mi hábitat natural, a mi selva de asfalto. Regreso de mi Odisea, regreso a contar las aventuras, pero es inevitable decir que parte de mi espíritu se quedó en la selva maya.

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