Te cuento de qué platicamos Sofía y yo por teléfono. Te recomiendo visitar de nuevo el Museo de Antropología e Historia. Te recomiendo unos talleres de verano.
¿Les ha pasado que hay días que parecen no terminar? Así fue mi día de ayer. Despertarme temprano, llevar a Sofía a la escuela, ir a una junta de trabajo, grabar mis cápsulas de radio, afinar guiones, regresar a casa, hacer maleta, comer y salir al aeropuerto. Todo esto antes de las tres de la tarde. Entre llamadas de producción y coordinar con mi mamá que pasara por Sofía a la escuela. Ayer fue un día de locos.
En el avión me dormí sin darme cuenta. Cuando llegué a Cancún, me pareció curioso que era de las pocas personas que viajaba para trabajar, lo más curioso fue que me gustó esa sensación.
Antes de dormir le marqué a Sofía para ver cómo estaba. Escuchar su voz me llena de energía. También estaba a punto de dormirse. Platicamos de su día en la escuela, que había hecho una corona de papel, pero no había terminado de dibujarla, que se había comido todo su lunch, que había nadado muy bien. Después de su narración de su día me dijo: -Ahora tú cuéntame, ¿estás en Chetumal o en Veracruz?- Me dio mucha risa porque son los dos lugares que más se acuerda mi hija y lo dijo con un tono de aseveración de niña grande que me dio mucha ternura.
Le conté que estaba en Cancún, que solo estaría un día por acá para trabajar. A lo que me contestó -¿Ahí sigue siendo México?- Le dije que sí, que Cancún era México y que por eso, seguía estando muy cerca de ella. Me gustó esa metáfora donde por seguir estando en el mismo país, estamos cerca. Seguimos en casa.
Le conté que ella ya había visitado Cancún, que había nadado en su mar, que estaba en el mismo estado que Chetumal, que el estado se llamaba Quintana Roo, que Quintana Roo está en una península, que una península es como un bracito de tierra que está rodeada de agua. Platicamos un buen rato por teléfono y Sofía quería saber más. Le conté que aquí había pirámides y cenotes, que había selva y mucho mar.
La plática terminó. Nos dijimos buenas noches y nos mandamos un beso. Cuando colgué me quedé con la emoción de contarle más sobre este estado y de contarle más sobre otros lados de su país. Así que se me ocurrió la idea de llevarla este fin de semana al Museo Nacional de Antropología e Historia, para que conozca las regiones y las costumbres de cada lugar.
El Museo Nacional de Antropología e Historia, en lo personal, me encanta. Es un museo magno en arquitectura y contenido. Me entusiasma la idea de caminar por los pasillos de la mano de Sofía y descubrir a través de mi hija las diferentes culturas que forman nuestro país. De dónde viene la cultura de cada región. Lo que más me gusta es ver que a pesar de los años y de una supuesta homogeneización cultural, lo ancestral de cada zona sigue evidente. La historia antropológica sigue estando presente.
Les recomiendo que vayan al Museo Nacional de Antropología e Historia, aunque todos hemos estado alguna vez en este recinto, ahora con nuestros hijos lo podremos descubrir de otra forma ¿no creen?
También les recomiendo le echen un ojo a los talleres de verano para niños, son varias actividades en donde trabajarán con elementos prehispánicos, para niños a partir de 6 años, hay artes escénicas, vitral, cerámica, joyería, etc. Y Para los peques más chicos hay talleres familiares de mitos y leyendas y escenas cotidianas de cómo vivían nuestros ancestros prehispánicos. Se ven bastante divertidos. Para más información, da clic aquí.
Para los papás: Les recomiendo hagan el paseo virtual del Museo, esta muy bien hecho. Solo dale clic aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Saludos!