20.1.11

¡A consentirnos!


Ya les he contado cómo me sorprende Sofía. Hay veces que me deja ver cómo disfruta su individualidad. Esta vez no fue la excepción. Les platico:


Resulta que un día, de esos que te quieres consentir y arreglar, decidí ir al salón de belleza para hacerme manicure. No es algo habitual, por falta de tiempo y también, debo ser sincera, porque me duele el codo, pero esta vez tenía ganas de apapacharme, así que fui al salón. Mi suegra me acompañó para estar con Sofía mientras yo me arreglaba las uñas. 

Cuando entramos al salón, me sorprendí como nada. Mi suegra y Sofía ya sabían toda su rutina, las dos decidieron arreglarse las uñas también y cada una ya sabía lo que tenía que hacer: mi suegra le enseñaba los esmaltes a Sofía, y la pequeña decidía qué color ponerse, mientras que su abuela le daba consejos de cuál combinaba y cuál no. Al final, a la que atendieron hasta el último fue a mi, pero no me importó porque estaba con la boca abierta de ver como mi hija, aquella que sigue siendo mi bebé, se desenvolvía en el salón de belleza. “¿hoy qué diseño quieres, pequeña?” le preguntaban las chicas y ella les decía “ahora quiero unas rayas y una mariposa” y dicho y hecho, son unas artistas de las uñas, con pinceles le pintaron mariposas y rayas, tal como la niña las pidió.

Me pareció interesante que abuela y nieta compartieran ese momento. Podía verlas a las dos por horas, sentadas juntas, en la misma posición, dejando que les embellecieran las uñas y platicando de qué color les gusta más y si era mejor las mariposas o las flores para la uña del dedo gordo. Fue un momento muy divertido, tanto, que me contagiaron su plática y terminé también con flores en las uñas.
Las uñas de la abuela
 Pero no terminó ahí, después del manicure y pedicure de Sofía, mi suegra le preguntó “¿quieres un masaje para dormirte como la otra vez?” A lo que Sofía contestó que sí. La hubiesen visto, parecía una princesita. En una silla que le quedaba enorme, se sentó y en automático extendió sus pies. La masajista estaba fascinada de darle masaje a una niña “pero ¿cuántos años tiene?” preguntaba. Sí, yo estaba igual de sorprendida. Estoy acostumbrada a darle masajes, pero nunca la había visto desde fuera, con tanta seguridad de dejarse consentir al puro estilo femenino.
masaje de pies de Sofía
 Fue una tarde muy divertida. Las tres nos dimos tratamiento de belleza, las tres compartimos y las tres nos consentimos. Me gusta la idea de que Sofía aprenda a autoapapacharse. Ya sea con un manicure, o un masaje, o un chocolate o algún otro gusto personal, pero que escoja un instante para ella. Es un aprendizaje que ayuda a la autoestima y a decir, sí, me lo merezco. Mi sorpresa fue darme cuenta que ella lo sabe perfecto.

Les recomiendo que este fin de semana se consientan junto con sus hijas. Las dos vayan al salón y diviértanse mientras se ponen guapas para ustedes, van a pasar un buen momento. Además del salón de belleza, les recomiendo las tiendas Sparkling Princess, ahí está todo lo que una niña desea; vestidos, diamantina. Cursilería al máximo. Lo que me gusta es que todo tiene un ambiente de juego, es simplemente jugar a las princesas por un rato y ya. Las peinan, las arreglan y luego bailan en un escenario pequeño. Un rato de fantasía que derrocha brillo.

Para niños y niñas les recomiendo un libro muy bueno para darles masajes, se llama “Masajes para bebés” (editorial planeta. Autores: Dr. Alan Heath y Nicki Brainbridge). Está muy completo, vienen las indicaciones para darles masajes a tus hijos desde recién nacidos hasta los que ya caminan. También hay masajes especiales para calmar los llantos inconsolables, o ayudar en caso de constipación o de dentición. A mi me gusta mucho este libro porque me ayudó a buscar un espacio de relajación para Sofía y para mí. El tiempo del masaje es un tiempo de vínculo donde no hablamos verbalmente, es una unión que va más allá del lenguaje, ese lazo me gusta. Con el masaje Sofía duerme profundamente, mientras yo disfruto de apapachar a mi niña. Como dicel el Dr. Alan Heath, co-autor del libro: “el bienestar y el amor, lo pueden dar las manos”.

Consintámonos todos, nos lo merecemos. Aprovechemos que es fin de semana para buscar un momento de relajación y goce personal. Que lo disfruten.

Para los papás: como decían los antiguos griegos: Belleza es salud y para estar más en contacto con nuestro cuerpo sano, los invito a que mañana viernes escuchen en punto de las 4 de la tarde la cápsula de PAPÁS Y MAMÁS DF, en el programa vinculARTE, donde regalaremos 5 pases dobles para la exposición Body Worlds. Estén pendientes, vale la pena.

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