11.7.18

En alguna parte de la ciudad

Una tarde de julio, alrededor de las seis de la tarde; se empezó a escuchar la voz de una mujer que provenía de entre las casas o edificios de la ciudad de México. La voz no decía palabras coherentes a la razón humana, más bien eran sonidos, aullidos; de aquellos que nos hacen recordar que en una parte de nuestro ser sigue estando lo animal, lo salvaje. 

No era dolor, no era queja, era un cuerpo que se abría. Cada hueso, cada músculo, cada célula se abría a una nueva vida. El cuerpo daba paso a que otro ser diera a luz. Las contracciones se fueron de leves a intensas en menos tiempo de lo esperado, ya habían notificado los doctores que el segundo parto sería más rápido. De nuevo, no había dolor, el umbral al dolor era muy alto, así que no se sentía como dolor, ni como contracción, se sentía como una presión intensa, como si el bebé quisiera encajarse lo mejor posible para después empezar a trabajar. 

La intensidad de la sensación de apertura seguía en escalada. Las calles de la ciudad nos abrían paso a las altas horas de la noche, afortunadamente sin tránsito, para llegar al hospital. De pronto, una calle cerrada por construcción. A buscar en el teléfono celular la mejor vía alterna. De pronto, un gran bache que logró mover el coche de forma inesperada; después nos daríamos cuenta que la llanta se tronó. Mi esposo libraba el camino sin importar lo que se nos pusiera enfrente.

 El bebé ya quería nacer, la sensación de empujar con fuerza para salir del cuerpo la sentí todo el camino. Respirar para aguantar un poco más y no dar a luz en el coche. Mi hija, la hermana mayor, fue la mejor doula que pude tener. Ella me recordaba las respiraciones y me apretaba la mano para aguantar.

Llegamos al hospital. Ya estaban los doctores, todo listo. Un empujón. Otro más, el bebé nació. Llegó al mundo abriéndose paso con emoción, amor y mucha aventura, así como es la vida.  

En alguna parte de la ciudad de México, una madrugada de principios del mes de julio, alrededor de las dos de la mañana, empezaba una nueva vida. Un nacimiento más en la gran urbe. Un nacimiento que recordaré con todo mi amor.

 Bienvenido al mundo, corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario. Saludos!