10.1.12

Una aventura por Atzacoalco. Parte 1


Te cuento y te recomiendo un recorrido muy original por la Ciudad, organizado por el periodista Jorge Pedro.

El mes pasado viví una aventura memorable, donde conocí lugares inimaginables en el mero centro de la Ciudad, en el barrio San Sebastián Atzacoalco. En la parte nororiente de nuestro Centro Histórico. Les cuento:

Resulta que fui a un recorrido organizado por Jorge Pedro, periodista y amante de la ciudad. No había escuchado de estos recorridos, pero una prima me invitó y todo lo que sea conocer la ciudad es bienvenido, así que fui. Eramos aproximadamente treinta personas afuera del templo mayor, esperando a que empezara el recorrido. Sabíamos que nos adentraríamos por la calle de moneda, pero no sabíamos nada más. Confiamos en nuestro guía.

Empezó el recorrido.

Primera parada: Museo Nacional de las Culturas. El suelo donde se encuentra este museo tiene una historia más que interesante, según el INAH en este terreno estaba la casa Casa Denegrida, que utilizaba el emperador Moctezuma para dialogar con las deidades del pueblo mexica. Con la llegada de los españoles, se edificó una casa para hacer monedas, de ahí el nombre de la calle donde se ubica. Tiempo después, en 1965 se buscó traer el arte y la cultura de todo el mundo en un recinto donde la gente la pudiera visitar sin tener que viajar, ahí se creó el Museo Nacional de las Culturas, que desciende del primer museo de México y Latinoamérica: El Museo Nacional de México.


Después de su remodelación, vale la pena ir a visitarlo con los niños. Yo me acuerdo que hace 15 años fui a este museo y no fue una de mis mejores experiencias. Ahora que volví a entrar y vi la nueva museografía, las actividades interactivas y lo limpio del lugar, me dieron muchas ganas de regresar con mi hija.

Fue un buen inicio de recorrido.

Segunda parada: Calle Academia. Museo José Luis Cuevas. Este Museo antes era el convento de Santa Inés. Desde que entras ves a la Giganta, una escultura enorme y semiamorfa, donde toda su redondez me acoge y me hace mirarla y mirarla hasta encontrarle algún sentido. Mientras veía a la Giganta, escuchaba el coro del conservatorio nacional de música, tenían un concierto ahí. Nosotros llegamos de visita a un museo y hasta pudimos escuchar las voces del conservatorio. Cuando salí del Museo estaba sonreí al darme cuenta que en la Ciudad siempre hay algo por hacer: un museo, un recorrido, un concierto, no hay pretexto, sí hay cultura y mucho por hacer.
 Seguimos caminando. Llegamos a la cantina.

Esta fue nuestra tercer parada, muy bien planeada por cierto por que sirvió para romper el hielo entre todos los aventureros. Llegamos a la cantina La Potosina, como nos contó Jorge Pedro, los dueños de esta cantina reclaman ser la primer cantina de la Ciudad, un tema controversial por el recuerdo de El Nivel, que también reclamaba ese título. Primera de México o no, La Potosina es una cantina muy especial. Si no vas con alguien que la conozca, nunca la encontrarás, entre un puesto de calcetines y un San Judas Tadeo enorme, ahí se encuentra La Potosina.
 Entramos, no es una cantina grande, la llenamos todos los del recorrido, Jorge Pedro nos invitó tequila.
Ya estábamos en el “salud”, algunos curando la cruda, cuando entró un joven con sombrero y guitarra a saludarnos, por ser cantina entendí esto como parte de oficio y escuché su guitarra, cuando de pronto de entre la gente sentada apareció una batería y de otro lado un órgano y del más allá un pandero. Si darme cuenta ya estaba rodeada de instrumentos, música, sonrisas y aplausos. Un concierto especial para nosotros. Fue un muy buen detalle. Me gustó el grupo que tocó, se llaman Belafonte, se los recomiendo.
 Después del tequila y la música, ya eramos un grupo consolidado, empezamos a platicar entre todos, a conocernos y a expresar nuestras experiencias en el recorrido.

Por varias calles encontré a un San Judas Tadeo enorme, frente a una Santa Muerte del mismo tamaño. Los dos patrones de las causas difíciles, cada uno en su tiempo y circunstancia. Los dos frente a frente, esperando por oraciones. Los dos cuidando las calles, el barrio.

Llegamos al Templo favorito del escritor y académico italiano Umberto Eco: el Templo de la Santísima. De entre los puestos ambulantes y sus gritos musicales, se posa una arquitectura complicada como el retablo de este Templo. Con una vista más allá que urbana el grupo Belafonte tocó otra canción. Cuando escucharon la música, algunas personas que estaban en la vendimia, se asomaron y se acomodaron para ver y escuchar. Ya eramos parte del paisaje.

Esta es solo una primera parte de la aventura, falta que les cuente del paseo por la Little Oaxaca, del mercado Abelardo L. Rodríguez, un mercado con murales de los alumnos de Diego Rivera y con teatro incluido y de la deliciosa comida en la Representación del Estado de Tlaxcala. Nos leemos el jueves para que conozcan el final de la aventura.

Mientras tanto, les recomiendo que le echen un ojo a la página de Jorge Pedro y que aparten su lugar en el siguiente recorrido que será el próximo 21 de enero por una de las zonas más antiguas de la Ciudad: Azcapotzalco

Más información:
Museo Nacional de las Culturas:  Moneda 13, Centro Histórico
Museo José Luis Cuevas: Academia 13, Centro Histórico
Cantina La Potosina: Jesús María 21, Centro Histórico
Templo de la Santísima: Cerrada de la Santísima, Centro Histórico
Grupo Belafonte: 




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