El útlimo día de clases de Sofía, era fiesta de disfraces. No sabía de qué quería ir disfrazada, hasta un día antes. “Quiero ir disfrazada de mariposa”, esta afirmación me trajo varias preocupaciones: No tenía tiempo para conseguir alas de mariposa, ni tampoco el dinero para gastarlo en eso. Toda la mañana, pensé en cómo solucionar el disfraz de mariposa, hasta que se me ocurrió hacer una tarde de manualidades.
Ya en casa, le pedí a mi hija, que pusiera sus colores, crayolas, pegamentos, diamantinas, tijeritas y cartulinas en la mesa; yo preparé las galletas, los vasos de leche y el ipod para escuchar buena música mientras pasábamos la tarde.
Fueron unas buenas horas de cortar, pegar, dibujar y divertirnos, mientras hacíamos su disfraz. Al otro día, Sofía estaba feliz corriendo (mientras decía que estaba volando) y yo estaba muy orgullosa de decirles a sus maestras que ella lo había hecho.
Para estos días de lluvia les recomiendo esto, hacer manualidades en casa. Algo que me di cuenta en las envolturas de los pegamentos Pritt, es que tiene una página donde nos recomiendan manualidades y también hay un centro Pritt, que me llamó la atención, y vale la pena conocer.
Fue un buen rato y me gustó la idea de compartir la creatividad con mi niña; mientras comíamos galletas y escuchábamos buena música.
Para los papás: Para los que les gusta hacer manualidades o ver maquetas, les recomiendo la exposición de las obras arquitectónicas de Foster + Partners, en el Antiguo Colegio de San Ildenfonso. Vale la pena ver sus obras, como el maravilloso Great Court del Museo Británico, donde combina de una forma tan natural y armónica, el estilo clásico del Round Reading Room, diseñado en 1857, con el contemporáneo del techo de vidrio, diseñado en el 2000 por Lord Foster.
Se me vienen los recuerdos de aquellos domingos londinenses; nublados y grises con lluvia de antaño. Todos esos domingos salía de casa, pasaba por la cerrada de Bloomsbury, donde vivieron varios intelectuales de la época victoriana, quienes después fueran demoninados del grupo de Bloomsbury; entre ellos la autora Virgina Woolf y la pintora Vanessa Bell. A dos cuadras hacia la derecha se vislumbraba el magestuoso edificio del Museo Británico. Para muchos lugareños, muestra del saqueo de su propio imperio; para mi era entrar a otra dimensión.
Atravesar el Great Court era una sensación de luz y libertad; siempre le daba una vuelta, caminaba por el gran salón hasta encontrar de nuevo la entrada de la que fue la National Library, donde Marx, Sir Arthur Connan Doyle, Freud y muchos hombres y mujeres más, se sentaban a leer. Yo solo me sentaba a pasar el rato y disfrutar el silencio añejo. Eran buenas tardes de lluvia dominical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Saludos!