5.11.19

De la teta, a la mano.


Por un año alimenté a Fermín. Fue un encuentro sencillo, los dos nos acoplamos bastante bien. Sus horarios eran bastante amigables y me lo llevaba a todos lados. Éramos un buen equipo.

Cada vez que le daba de comer, se paraba el mundo, había una conexión completa. Yo decidí, que la mayoría de las veces que le daba teta, no hacía otra cosa, más que estar con él, hablándole, viéndolo, cantándole, estaba con él, acompañándolo. Si estaba trabajando y le tocaba su toma, le daba de comer y nos agarrábamos la mano y lo acariciaba. Nos acompañábamos todo el tiempo.

Llegó el momento del destete. Le platiqué qué iba a pasar, hicimos el ritual de despedida, le escribí una carta, nos tomamos una foto. De hecho, Fermín ya casi no tomaba teta, así que también fue una despedida muy orgánica y sencilla; para él.

Para mí fue más complicado. Tardé dos meses en entrar en contacto con mi duelo. De pronto lo sentí y por varios días no supe qué hacer. Una tristeza profunda. Una sensación de haber perdido el sentido de mi vida. Una idea un poco extraña, porque también tenía otras cosas y amores en mi vida: Sofía; muy importante, mi maestría, el Yoga, la vida en casa, el trabajo en la Fundación, en fin. Tenía más que ofrecer al mundo; pero de pronto, el dejar de dar teta era una pérdida muy dolorosa.

En estos días de tristeza y duelo, Fermín empezó a caminar. Me empecé a dar cuenta que ahora me buscaba, no para darle de comer, sino para ayudarlo a caminar, ser su sostén. Entonces recibí y acepté el mensaje: Dejé de ser la fuente de alimento físico, para ser la fuente de alimento emocional. Ahora me toca ser su sostén, para que él empiece a caminar en el mundo.

Así de sabia es la naturaleza. Venía de un quiebre existencial, de dejar de ser la teta de mi hijo, para ser su mano de apoyo. Así vamos cambiando, así vamos creciendo. Sí, acepto lo que ahora me toca, querido Fermín. Te acompaño, te guio y te sostengo.

Ahora ya puede caminar completamente sólo, ya va de aquí para allá descubriendo los diferentes rincones de la casa. Cuando pierde balance, busca mi mano, y encuentra soporte.

Ahora le gusta mucho salir a la calle y caminar. Esta descubriendo su ciudad. Vamos juntos, agarrados de la mano, a veces también con su hermana Sofía. Vamos los tres acompañándonos en el camino.

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