Fue el primer concierto de rock de mi hija. Qué mejor manera de
hacer oficial la entrada de la adolescencia que con el concierto de
The Cure. Su ritual de iniciación. Fuimos sus tíos, su papá y yo
acompañándola en éste descubrimiento de una nueva etapa.
Desde quedarnos de
ver antes del concierto, irnos juntos, caminar alrededor del
Autódromo, hacer las filas, pasar el filtro de seguridad. Dar los
consejos típicos: “cuidado con la bolsa”, “aquí todos
juntos”, “hay que seguir caminando”, finalmente entrar. Sentir
la emoción de la gente vibrando por ver de nuevo a The Cure, 40 años
de trayectoria. El Robert que escuché en mi secundaria, ahora se lo
presento a mi hija, vaya vueltas de la vida.
Una vez que
escogimos dónde nos íbamos a acomodar (fuimos con boleto general,
para vivir toda la experiencia completa) Empezamos la famosa plática
de con qué canción empezaría el concierto, Sofía sólo nos veía
y sonreía emocionada, como si descubriera otra cara de sus tíos y
de sus papás. Sí, también me gusta ir a conciertos y bailar y
gritar; ella también soy yo, tu mamá.
Empezó el
concierto. Luces, baile, canto, gritos, abrazos de emoción. Sofía
no paró en todo el concierto, nadie lo hizo. Canción tras canción
era compartir, vibrar, curarnos de lo que hubiera que curarnos. The
Cure me ayudó a entender y aceptar que Sofía ya está en primero de
secundaria, fue nuestro punto de encuentro para ésta nueva etapa.
El concierto terminó
y todos estábamos con una sonrisa de oreja a oreja. Sofía no dejaba
de decir que le había encantado, que las introducciones eternas le
habían encantado, que era un grupo increíble. Algo descubrió la
noche del martes, me queda claro. Regresamos a casa, las piernas nos
dolían, el sueño nos ganaba, pero ahí seguía la energía que nos
regaló The Cure.
Al otro día,
descubrí a mi hija riéndose con ella misma, como cuando uno se
acuerda de algo. Después de reír, repetía “qué buen concierto
el de ayer”. Yo regresé a ser mamá (realmente nunca lo dejé de
ser, sólo Sofía descubrió otra faceta de su mamá), ella regresó
al universo de la escuela y a escuchar su música (ahora tiene más
claro que Imagine Dragons, en algún momento, tuvieron que escuchar a
The Cure), su papá regresó al trabajo. En la semana, todos hemos
tenido una energía diferente: yo me he sentido con mucha motivación,
veo a Sofía muy inspirada en hacer sus cosas y a su papá también.
La magia del
concierto.
Me di cuenta que
vivir un ritual de iniciación a la adolescencia de mi hija fue
importante, no sólo para ella, sino para mí. Creo que yo lo
necesitaba más que ella. Fue acomodar las emociones y entender que
esta nueva etapa también está llena de momentos entrañables, como
cuando fueron sus primeros pasos o su primer palabra o la entrada al
kinder. Éste fue su primer concierto.
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