El domingo pasado fue el segundo debate entre los aspirantes a la
presidencia del país. En lo personal, me interesa ver los debates
porque estoy muy indecisa por quién votar. Siento que escucharlos me
da una idea de cómo son; aunque sinceramente los debates me han
hecho más bolas en mi decisión de voto. En fin, que he visto el
primero y el segundo. Los dos los he visto con mi hija y ha sido una
experiencia muy enriquecedora, casi se ha vuelto un ritual electoral.
Ver los dos debates con una niña de 11 años, ha sido un ejercicio
de recordar las diferentes etapas que he vivido de México.
Explicarle por qué es importante hablar sobre seguridad, sobre
corrupción y sobre estabilidad económica. Recuerdo que en mi
infancia se hablaba de la crisis y desde que tuve edad para votar, se
ha hablado de “ votar por el menos peor”.
Muy interesante que mi hija está estudiando la Historia de México
en su escuela; pero al parecer, ver el debate y participar en
nuestras pláticas, mientras escuchamos lo que dicen los políticos,
le ha ayudado a vincular aquello que está viendo en el libro de
texto, con los temas que se siguen tratando y que nos siguen
preocupando. La historia que se repite y se repite, tratando de
encontrar una resolución. Que haya seguridad, educación, bienestar.
Mientras suceden los debates en la tele, en la casa platicamos de
fondo sobre la migración, sobre las drogas, y también sobre la
honestidad, sobre el hablar con la verdad. También nos entretenemos
con las cosas que escuchamos dicen los candidatos, algunas nos reímos
por lo absurdo, otras mi hija me escucha cuestionarles en voz alta y
me empieza a preguntar los por qués y los cómos. En otras, no nos
queda otra más que aventarles calcetines de las ridiculeces que
contestan (no muy duro para no hacerle daño a la tele, ella qué
culpa tiene). En algunas otras respuestas, las escuchamos con
detenimiento para encontrarle algún sentido a nuestra situación
actual.
Ver los debates con mi hija me ha dado la oportunidad de conocer cómo
percibe a su país y a los políticos, que aunque pareciera que no
está conectada con estos temas, ya tiene una noción y una postura
política que me da gusto descubrir. Espero que la acción de ver
estos eventos políticos, le den un ejemplo de ciudadanía. De
responsabilidad ciudadana y sentido de democracia.
Al final, no me convence ninguno de los candidatos. Pero el hecho de
ver los debates con mi hija me ha dejado más claro que el votar por
alguien no hace el cambio necesariamente, sino mis acciones diarias
para construir un mejor país. Mi responsabilidad como ciudadana es
la más importante. Lo ideal es que fuera de la mano con un proyecto
político para todos caminar hacia un mismo fin, eso no lo he
encontrado con ninguno de los candidatos.
Lo que me han dado los debates, es encontrar este espacio de análisis
de realidad con mi hija. Ha sido maravilloso.
Ustedes ¿cómo están viviendo esta etapa electoral con sus hijos e
hijas?
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