En estas vacaciones
ha visto cómo convive mi hija con sus abuelas y abuelos; y es un
tema muy particular. Más allá del consentimiento, de los dulces y
los juguetes a todo momento, los cuatro abuelos comparten un código
con mi hija. Un entendimiento que ni mi esposo, ni yo somos partes, y
eso me emociona.
Sofía se lleva bien
con sus abuelos, los quiere y admira. Tiene una relación por si sola
con cada uno de ellos, cada quien según su personalidad. Me encanta
escuchar a mi hija platicar sin parar con una abuela, o emocionarse
de viajar e ir de aventura con su otra abuela. De regar el jardín
con un abuelo, o hablar de películas con el otro.
Cada abuelo y abuela
son diferentes. Cada quien le comparte sabiduría y mucha diversión.
Así son los abuelos
de mi hija. En su convivencia propia, en sus códigos compartidos, en
el amor familiar. En la participación de una infancia que recuerdan
y que ahora la construyen junto con su nieta.
Hablando de infancia
y recuerdos, está bastante interesante la exposición Niños del
Siglo XIX que se encuentra en el Museo del Objeto del Objeto. Donde
muestran cuáles eran los juguetes y las formas de entretenimiento de
niños y niñas en el pasado. Además de la exposición, hay
diferentes actividades paralelas, como una obra de teatro con
marionetas, talleres y conferencias.
Aunque los abuelos
de mi hija son más del siglo XX que nada, vale la pena voltear a ver
la historia de la infancia para entender de dónde viene y hacia
dónde va la niñez, un tema poco explorado hasta ahora.
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