30.8.11

De regreso a México y nuestras aventuras por el mundo.


Atardecer en el mar mediterráneo
Ya estamos de regreso en la ciudad de la lluvia. En nuestro Distrito Federal. Todavía el cambio de horario nos trae movidos, pero ya cada vez más acostumbrados. La pequeña Sofía ya en la escuela, yo de regreso al trabajo y a las labores de casa. Los tacos de pastor de bienvenida ya palomeados, para Sofía las quesadillas y frijoles. Para los papás, el tequila. Oficialmente, ya regresamos a México.

En el recuerdo, en nuestras mentes, seguimos pisando senderos que la historia toca. Ese fue nuestro viaje por el mediterráneo, donde exploramos ciudades subterraneas, ruinas de templos griegos, calles estrechas de Jerusalén y olores y sabores del bazar de Turquía. En nuestros recuerdos traemos el golpeteo del salado mar mediterraneo en nuestros corazones. Un viaje que hizo conocernos y asimilarnos, reconocernos como individuos que somos familia.

Los viajes ilustran, dicen por ahí, nos hacen entender la historia, conocer otras culturas y otros paisajes. En lo personal, este viaje me dio luz para abrazar y querer más a mi familia. A mi niña de cuarto años que le gusta explorar y tomar fotos de todo. Al parecer iba a ser difícil visitar tantas ruinas y templos, pero mientras más avanzábamos en el viaje, a Sofía le interesaba más explorar. Sabía que su papá era el explorador experto, su mamá era su guía.

Me gustó la dinámica de explorar, porque con ese juego le inculcamos que para explorar debe hacerlo siempre acompañada, debe hacerle caso al guía y siempre estar cerca del grupo de la aventura. Con esas tres premisas, Sofía entendió cómo moverse entre tours, tanto que al final le compramos una bandera de grecia y la levantaba como guía para que la siguieramos. También hablaba todo el tiempo en su versión del inglés, que era un poco difícil de traducir...

No tuvimos mucho tiempo ni accesibilidad para conectarnos en internet, pero les comparto unos pensamientos que escribí en el camino:

11 de agosto. Gorama, Turquía:
La una de la mañana en punto en Gorama, un pequeño pueblo al sur de Turquía. Sin esperarlo conocí las primeras iglesias donde empezó todo. Donde surgieron las religiones que rigen al mundo y antes se escondían en cuevas para rezar en tiempos de los iconoclastas. Entramos a un pueblo dentro de una roca, un pueblo subterraneo de más de 5 metros de profundidad. la exploradora número uno era Jorja, pasando de tunel a tunel, tomando fotos al mismo tiempo que su papá tomaba fotos. Somos la familia exploradora.

Hoy vi frescos bizantinos y entendí de donde venimos, el viaje antes del viaje para llegar al poder del Vaticano, y pensar que antes los cristianos eran perseguidos y armaron una ingeniería magestuosa para poder vivir dentro de cuevas que hasta la fecha siguen siendo habitadas.

Turquía es la tierra de la historia. La torre de babel que sigue viva. Estambul es una maravilla, ruinas y mesquintas en cada esquina. Escuchar los cantos del libro sagrado 5 veces al día, le pone un toque místico a esta aventura. Todos venimos de la misma creencia, de las mismas costumbres y del mismo Dios. Ya fuimos al gran bazar, el mercado más viejo del mundo, que sigue vivo, sigue recibiendo a viajeros en busca de lo exótico: las joyas, las especias, las telas. Estoy viajando en el tiempo.

Mañana viajamos de nuevo a Estambul, visitaremos la Santa Sofía y zarparemos a otro mundo de sabiduría.

20 de agosto. Aguas Internacionales, saliendo de Israel:
Fuimos a Belén. La ciudad capital de las autoridades de Palestina. El barco llegó al puerto de Ashdod, en Tel Aviv, Israel. Nos tuvimos que parar a las 5:30 de la mañana para poder pasar la seguridad israelita. Después pasamos una hora en carretera para llegar a Jerusalén, una ciudad muy pequeña pero muy desarrollada. Toda la ciudad esta construida del mismo color y material porque tienen la tradición de que cada casa que se construya en Israel tiene que venir de la misma piedra, y así es, todas están construidas del mismo material.

El guía nos contaba las maravillas de su ciudad y el desarrollo tecnológico e industrial de Jerusalén y de todo Israel, es una ciudad bastante interesante, pero el tour que nos tocaba hoy no era sobre Jerusalén, era sobre Belén, el guía nos dijo que era importante conocer primero la zona israelita para después conocer Palestina. Desde la entrada hay un muro infinito que te deja ver todo en perspectiva.

Pasamos el muro que separa Palestina de Israel, entramos a Belén. El contraste entre las dos ciudades en indescriptible. Lo que veía por mi ventana me provoca un nudo en la garganta. Palestina es un territorio pobre. Dejando de lado las polémicas geopolíticas, me conmovió ver que la gente prefiere vivir en pobreza pero siendo un territorio libre.

Llegamos a la iglesia de la natividad. Una iglesia que la comparten tres religiones, los cristianos ortodoxos, los chiítas y los católicos. Debajo de las tres iglesias está el pesebre donde nació Jesús. Entramos por una puerta muy pequeña, que antes estuvo sellada por los turcos en los tiempos de las cruzadas. Cuando entré, se me olvidó la muralla, las armas largas de la frontera, la policía israelita y la palestina. Entre y sentí paz. La primer iglesia es la ortodoxa, es muy interesante con los iconos ortodoxos y los mosaicos que heredaron de los griegos. Después bajamos a ver el pesebre y donde nació Jesus, que son dos partes diferentes. Un lugar muy acogedor para nacer. Recé por que haya amor, paciencia y libertad en cada uno.

salimos del pesebre y entramos a la iglesia católica, más moderna y no tan acogedora, pero tiene mucha luz. Es un refugio para los peregrinos franciscanos. Salimos y en la plaza de Belén, me di cuenta que frente a la iglesia había una mezquita maravillosa, después vi de nuevo a la policía Palestina y regresé a la realidad.

Es impresionante que en la tierra donde están todas las religiones, en vez de ser la más espiritual, es la más conflictiva.

Sofía y yo cantando "Belén, campanas de Belén..." Sofía estaba muy emocionada que vio dónde llegaron los reyes magos. Así salimos de Palestina.

Al otro día fuimos a Jerusalén, es una ciudad muy compleja. Se sienten las diferencias religiosas y los rencores que llevan siglos acumulandose entre las culturas y las razas. Nos tocó conocer la ciudad en el mero festejo del Ramadan, había miles de musulmanes peregrinando en una ciudad minúscula que sigue segmentada en guetos religiosos. A pesar de su complejidad, me encantó conocer los sitios espirituales: el desierto, el monte de Getsemaní, el monte de Sinahí. La antigua Jerusalén.

Parte de la complejidad de la zona implica sustos y violencia. Si escucharon algo sobre atentados, no se preocupen, nosotros estamos bien. El capitán del barco se fue de Tel Aviv antes de lo estipulado por lo mismo. Estamos bien, no se preocupen, ahora nos dirigimos a Grecia y ya estamos a salvo.

Les mando paz en la tierra santa de todas las religiones y el Apocalipsis dentro de las murallas.

Un día después nos enteramos que hubo dos bombardeos en el muelles de Ashdod, donde estábamos, afortunadamente nosotros ya estábamos en camino a Grecia. El jueves les cuento cómo nos fue por allá, mientras tanto les comparto unas fotos:
casas en las piedras



pueblos subterraneos
papá e hija exploradores
templos en las rocas
Santa Sofía
Perge, Turquía


2 comentarios:

  1. que fotografías tan hermosas!! Sin duda unas vaciones geniales, bienvenidos al maravilloso DF.

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  2. Diana me quedo con tanta paz, y por otro lado con muchas ganas de explorar aquellas Tierras,por lo pronto te agradezco el que hayan ido a caminar esos senderos por nosotros y que ahora compartas con tanta generosidad tan hermosa experiencia. Beinvenidos, a la cuidad lluvia. Que el eterno Sol les ilumine siempre como familia e individuos.

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Gracias por tu comentario. Saludos!