Por un año alimenté
a Fermín. Fue un encuentro sencillo, los dos nos acoplamos bastante
bien. Sus horarios eran bastante amigables y me lo llevaba a todos
lados. Éramos un buen equipo.
Cada vez que le daba
de comer, se paraba el mundo, había una conexión completa. Yo
decidí, que la mayoría de las veces que le daba teta, no hacía
otra cosa, más que estar con él, hablándole, viéndolo,
cantándole, estaba con él, acompañándolo. Si estaba trabajando y
le tocaba su toma, le daba de comer y nos agarrábamos la mano y lo
acariciaba. Nos acompañábamos todo el tiempo.
Llegó el momento
del destete. Le platiqué qué iba a pasar, hicimos el ritual de
despedida, le escribí una carta, nos tomamos una foto. De hecho,
Fermín ya casi no tomaba teta, así que también fue una despedida
muy orgánica y sencilla; para él.
Para mí fue más
complicado. Tardé dos meses en entrar en contacto con mi duelo. De
pronto lo sentí y por varios días no supe qué hacer. Una tristeza
profunda. Una sensación de haber perdido el sentido de mi vida. Una
idea un poco extraña, porque también tenía otras cosas y amores en
mi vida: Sofía; muy importante, mi maestría, el Yoga, la vida en
casa, el trabajo en la Fundación, en fin. Tenía más que ofrecer al
mundo; pero de pronto, el dejar de dar teta era una pérdida muy
dolorosa.
En estos días de
tristeza y duelo, Fermín empezó a caminar. Me empecé a dar cuenta
que ahora me buscaba, no para darle de comer, sino para ayudarlo a
caminar, ser su sostén. Entonces recibí y acepté el mensaje: Dejé
de ser la fuente de alimento físico, para ser la fuente de alimento
emocional. Ahora me toca ser su sostén, para que él empiece a
caminar en el mundo.
Así de sabia es la
naturaleza. Venía de un quiebre existencial, de dejar de ser la teta
de mi hijo, para ser su mano de apoyo. Así vamos cambiando, así
vamos creciendo. Sí, acepto lo que ahora me toca, querido Fermín.
Te acompaño, te guio y te sostengo.
Ahora ya puede
caminar completamente sólo, ya va de aquí para allá descubriendo
los diferentes rincones de la casa. Cuando pierde balance, busca mi
mano, y encuentra soporte.
Ahora le gusta mucho
salir a la calle y caminar. Esta descubriendo su ciudad. Vamos
juntos, agarrados de la mano, a veces también con su hermana Sofía.
Vamos los tres acompañándonos en el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Saludos!