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Llegamos al Centro
Cultural Universitario sin ningún plan más que disfrutar la
variedad de propuestas del lugar. En este espacio se concentran
escenarios importantes, espacios de reflexión y recovecos de
disfrute para todas las edades. En un solo lugar hay danza, teatro,
música, arte plástica, espacios abiertos, libros y gastronomía;
todo de la más alta calidad.
En la plaza central,
nos la pasamos un buen rato contemplando la escultura de “La
Espiga” hecha por Rufino Tamayo. Mi hija quería seguir viendo
esculturas, así que fuimos a buscar más espacios. Nos encontramos
con una especie de pirámide roja que crecía entre los árboles, era
como si las esculturas fueran parte de la naturaleza o la naturaleza
fuera parte de las obras de arte. Nos seguimos adentrando, hasta que
llegamos a las “Serpientes del Pedregal” del artista Federico
Silva; aquí disfrutamos la textura de la piedra volcánica y juntas
recorrimos la serpiente y dibujamos su sombra. Recuerdo que cuando
era niña había estado en ese lugar y ahora lo disfrutaba al máximo
con mi chilanguita.
Para seguir explorando
las esculturas y la naturaleza, llegamos nada más y nada menos que
al Espacio Escultórico, este círculo hecho de 64 prismas que
enmarcan los restos de lava petrificada, es para mi uno de los
lugares más mágicos e interesantes de la ciudad. Escalamos uno de
los prismas y nos quedamos ahí, desde lo alto, platicando, viendo
las piedras, jugando a que veíamos figuras en las nubes y
aprovechando para descansar del recorrido entre los árboles y el
arte.
Regresamos a donde
estaba “La Espiga”. Le conté a mi hija la importancia de ese
lugar, donde había recintos para cada expresión artística: la Sala
Nezahualcóyotl, para la música; el Teatro Juan Ruiz de Alarcón;
las Salas de cine Julio Bracho y José Revueltas; y el Museo
Universitario Arte Contemporáneo. Mientras le contaba, veíamos cómo
salía gente del MUAC y cómo otras personas hacían fila para entrar
a la Sala Julio Bracho. Ahí nos dimos cuenta que el Centro Cultural
Universitario es un espacio vivo donde la cultura está en constante
movimiento.
Para
ese momento ya teníamos hambre, así que entramos a la cafetería
Azúl y Oro del chef Ricardo Muñóz Zurita. Su cocina es una
degustación de sabores mexicanos con un retoque gourmet que te lleva
a re-conocer la comida del país. Yo comí unos buñuelos rellenos de
pavo y cubiertos de mole poblado, deliciosos; mi hija disfrutó un
tamalito de frijol y un caldo de pollo que no dudó en terminárselo.
A las dos nos encantó el agua de horchata.
Saliendo
del Azúl y Oro, bajamos las escaleras y entramos a la librería
Julio Torri, ahí encontramos una colección muy interesante de
libros infantiles. Leímos un rato y decidimos que era momento de
partir. Fue el primer encuentro de mi hija con el Centro Cultural
Universitario, y nos la pasamos de maravilla.
Recomendaciones
para visitar el Centro Cultural Universitario:
Lleven
zapatos cómodos, bloqueador, gorro y en estas fechas un suéter.
También lleven agua y en el recorrido, tomen momentos para descansar
en la naturaleza, vale la pena.
Mayores informes:
Centro Cultural
Universitario: Av. Insurgentes 3000, dentro de la UNAM
Para conocer la
cartelera del CCU:
http://www.cultura.unam.mx/index.html?tp=categoria&ct=324&Itemid=209
Visitas guiadas al
Centro Cultural Universitario: 5622 7008 visitas@unam.mx
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