4.7.13

Cuerpo + mente + espíritu = Escribir.

Me gusta escribir porque la vida es tan entretenida que merece la pena contarla. Alegrías, tristezas, diversión, aburrimiento, caos, estabilidad. Todo es una historia que se puede contar.

Me descubrí escritora al mismo tiempo que me descubrí mamá; y casi al mismo tiempo que me asumí mujer. Un proceso que viene junto con pegado. Un descubrimiento interno del camino que quería tomar en mi vida. Me digo escritora porque escribo, más allá de la discusión académica de si los blogs son una plataforma suficiente para asumirse escritores, o periodistas, o poetas. Yo simplemente respondo a mi acción verbal de escribir.

Me gusta escribir porque hago catarsis con las letras. Me gusta escribir porque me descubro en cada párrafo, en cada puntuación encuentro el orden de mis pensamientos y descubro cómo soy. Me gusta escribir porque me hace sentir bien y creo fielmente en que si yo estoy bien, puedo enseñarle a mi hija a estar bien. Una cadena de enseñanzas.

Me gusta escribir, tanto como me gusta leer. Encontrar otras historias de otras vidas como la mía, otras mamás u otras mujeres que descubren su ser en la palabra. Así hacemos comunidad desde las letras.

Me gusta escribir, tanto como me gusta compartir. Por eso desarrollé un taller donde madres, tías, abuelas, hermanas, mujeres en general se dieran un espacio para encontrarse en las letras, para regalarse un momento de encontrar su propia voz y contar su propia historia, la cual seguramente tiene que ver con la historia de otras mujeres y en ese espacio hacer nuestra propia comunidad.

Este taller es de escritura y la escritura viene desde el corazón, por eso a este proyecto se une Lila Guerrero, Gestora de Comunidad Crianza Co-Madres, para ofrecernos diversas actividades para redescubrirnos como mujeres. Las letras también vienen desde un autoconocimiento, por eso Carla Herrera, Directora de Pequeño Gran Humano de une también a este curso para darnos varios consejos de autocuidado y cómo este repercute en nuestros hijos.

Un taller para cubrir cuerpo, mente y espíritu a partir de nuestra palabra femenina. Las invito a que todas seamos parte. Las invito a que juntas contemos historias desde el corazón.

 
Taller de escritura de mujeres para mujeres: El poder de la palabra femenina.
Horario: Martes de 16-18hrs.
Inicia: 6 de agosto, con una duración de 6 sesiones.
Niñas y niños son bienvenidos. Mientras nosotras estamos en taller, los peques realizarán talleres artísticos por parte de LO QUE SEA. 
Aportación: 
$1200 por adulto.
$250 por niñ@
inscripciones e informes: papas.df@gmail.com / crealoquesea@gmail.com

2.7.13

Último día en preescolar.

Hoy es el último día de Sofía en preescolar. Me acuerdo su primer día de escuela, justo como si fuera ayer. La Directora me había dicho que la llevara a las nueve de la mañana y que se quedaría una hora para que se fuera acostumbrando poco a poco al ambiente. Días antes le había platicado a Sofía que conocería a otros niños y niñas, que jugarían y aprenderían juntos. Cuando llegamos a la escuela ella tocó la puerta, la Directora salió a recibirnos, y antes de que cualquier adulto hablara, Sofía cuestionó decidida: ¿Dónde están los otros niños?. En ese momento ni la Directora, ni el papá de Sofía, ni yo nos preocupamos por su transición, ya estaba preparada.

Los últimos tres años de su vida, los ha crecido junto a su escuela, junto a sus amigas y amigos, junto a los conocimientos que se han ido sembrando a lo largo de su crecimiento. Sumar, restar, escribir, leer. Son la forma de conocer el mundo, de entender su mundo. Recuerdo el primer festival del día de las madres, y la primera vez que la invitaron a una fiesta de sus amiguitos de la escuela. Tanto ha crecido Sofía en su segunda casa.

Hoy termina una etapa y creo que yo estoy más tirada en el drama que mi hija. El otro día estábamos viendo el video de su graduación y es que era inevitable llorar desde que le puse play. Sofía ponía sus dedos debajo de mis párpados para que no salieran las lágrimas y con un tono de niña grande me decía “Hay mamá, pero no llores”, yo me reía y lloraba. Era un momento cómico, pero a la vez lleno de amor, nostalgia, emoción, recuerdos y sobre todo el hacer consciente de que ya no es una bebé. Aquí me detengo un poco para leerme a mi misma y reforzar ese pensamiento: Ya no es una bebé.

Se acaba preescolar, empieza primaria. ¿Cómo serán las tareas? ¿Qué temas explorará? ¿Cambiarán las temáticas de nuestras pláticas? Me emociona pensar en todo esto. Una nueva forma de conocer el mundo, de entender su mundo.

Se que la vida es impermanente, todo el tiempo está cambiando. Dentro de la impermanencia, se queda mi recuerdo de mi hija disfrutando su primer etapa escolar. Abrazo el recuerdo, lo lleno de amor y como arte de magia llega la ilusión de lo que está por venir.

A todas las mamás y papás que están pasando por esta etapa (porque con mi experiencia con Sofía quiero creer que a los que más nos pega es a los adultos) les extiendo un fuerte abrazo y los invito a que compartan sus recuerdos: ¿Qué es lo que más recuerdan del kinder y preprimaria de sus hijos?