Les cuento mi tarde de sábado en un
banco de la Ciudad de México y les recomiendo un Museo para los
futuros consumidores.
¿Les ha pasado que planean todo el
día, pero algo surge que cambia por completo toda la logística? Eso
me pasó toda la semana y por cuestiones de la vida tuve que ir al
banco en sábado y a parte con Sofía. Pensé que no habría nadie,
pero cuando llegamos, me di cuenta que todos habían pensado igual
que yo: aprovechar el sábado para hacer diligencias financieras. El
banco estaba repleto.
Yo respiré y Sofía se quejó. Sabía
la se se venía. Veinte minutos de espera de mi parte y desesperación
de parte de Sofía, así que le apliqué la clásica: “Ahorita
saliendo, nos vamos por un helado”, la cual funcionó por
exactamente cuatro minutos. La desesperación estaba en su apogeo,
hasta que se me ocurrió jugar con el espacio. Ella sería la
encargada de avisarnos a qué ventanilla pasaríamos, estábamos
entre la 5,6 y 7. La ventanilla 8 estaba muy tardada y la 4 ya estaba
muy lejos. Así que empezaron los pronósticos. La ventanilla 6 se
veía como la ganadora, el señor que atendía lo hacía con rapidez
y formalidad. Las personas que pasaban se veían decididas a irse
rápido y disfrutar su fin de semana. Así empezamos a ver a la gente
y observar sus actitudes.
De pronto se convirtió en un momento
antropológico.
Sofía veía a las señoras que pasaban
y se emocionaba por cada lugar que se iba. Ella quería que pasáramos
a la 7 y yo creía que pasaríamos a la 6. Seguíamos viendo a las
personas entrar, Sofía contó a los bebés que había en el lugar,
era un total de cuatro bebés y tres niños. Después los números se
convirtieron en otra forma de jugar y empezamos a sumar y restar.
Sumamos las personas que estaban sentadas con las que estaban
paradas. Restamos las personas que estaban formadas de las que se
iban.
Números, números por todos lados,
hasta llegó nuestro turno. Pasamos a la ventanilla 3. Otra sorpresa
numérica.
La ida al banco es toda una experiencia
con los niños ¿a poco no?, les propongo algunas formas de hacerlo
lo más agradable posible:
- Hacer responsables a los niños de diferentes cosas: que indiquen a qué ventanilla van a pasar, que se encarguen de su número de turno, que estén pendientes cuántos turnos faltan por pasar, etc.
- Jugar con los números. No importa la edad, los números son elementos entretenidos. Si los niños son chicos, jueguen a encontrar los números de las ventanillas, si son más grandes jueguen a sumar y restar. Los papás también podemos jugar para que sea más divertido y se nos pase más rápido el tiempo.
- Imaginen supuestos de lo que podría ocurrir: ¿qué pasaría si llegara un payaso al banco y nos contara un chiste? ¿qué pasaría si entrara un dinosaurio al banco para pagar la cuenta de luz?. Esto ejercita la creatividad además de que es muy divertido.
- Observen a la gente que pasa e inventen historias de cada personaje. No con el afán de criticar, sino de crear historias que nos identifiquen con las personas que están alrededor.
Sofía y yo salimos del banco y nos
fuimos por el helado. Fue otra forma de compartir un momento con mi
hija.
Para los niños: Hablando de números y
bancos, el Museo Interactivo de Economía es una buena opción para
practicar este tema con los niños. Tiene el Laboratorio
de Seguridad en Juguetes,
donde los niños se encargarán de verificar que los juguetes cumplan
con las normas de seguridad necesarias. Otra actividad del Museo es
el Taller
Vigila la Etiqueta,
donde aprenderán a "leer" las etiquetas de cereales,
yogurts, chocolates, jugos y muchos productos más, a fin de
identificar información valiosa acerca de lo que comen y beben día
a día. Un ejercicio importante para los futuros consumidores.
Más
información sobre el Museo Interactivo de Economía:
http://www.mide.org.mx/mide/
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